Nada es para siempre

Tal como se venía venir, querido diario, como quizá yo también ya lo sabía (pero me negaba a aceptar) la historia del niño abogado culminó a partir de hoy.
Este será, entonces, un recordatorio para mi deseo de tenerlo cerca y mi desdén por otras opciones. Será una anotación mental escrita con pluma roja de que yo, decidí desmarcarme de su vida.
Él realmente no hizo nada para que nos separáramos. La verdad es que él quería seguir conmigo, viéndome, hablándome, sintiéndome pero cometió el error, querido diario, de decirme que cada vez que lo hacía, se sentía culpable. Culpable de engañar a su novia conmigo.

Y yo, yo no estoy para cargar culpas de nadie.
La idea es ser libre y si él piensa que con verme, siente un yugo que emana desde la muñeca de su novia, no tiene nada que hacer conmigo. Qué vaya y la busque a ella, que platique por horas con ella y que sea ella quien procure darle lo que yo le doy... Yo estoy fuera de circulación con él.
Y conste que no soy moralista "si tiene novia, es prohibido" para nada. Pero si él no se siente libre conmigo, no tengo porque esconderme, no tengo porque fingir, soy mucho más que eso. Y merezco mucho más que eso.
Es una pena, querido diario porque yo debí de haber sabido que alguien tan pequeño como él no entiende que el amor no debe ser un grillete.
Ya lo decían nuestros tíos (o padres) en los años 70's: Free love.

La historia pudo dar para tanto...
Pero éste es el final.

Amor = Problemas

Las mujeres de hoy, querido Diario, no queremos entender pura y simple aritmética del corazón. Por más que digamos que sí, no es cierto.

Los hombres son muy idiotas, como niños con zonas erógenas y genitales grandes. Son tontos, no entienden razones y parece que nunca cursaron lógica en la preparatoria.

¿Porque los necesitamos?
Porque hacen buenas chambas. Y también porque de vez en cuando nos hacen sentir bien. Pero básicamente ese "hacer sentir bien" está relacionado con la confirmación de cosas que ya sabemos pero que somos incapaces de reconocernos a nosotras mismas, como que somos lindas, independientes, sensuales.

A veces querido diario, somos tontas. También es normal, la ventaja es que a nosotros nos dan periodos, ellos siempre serán así.

Entonces ¿Qué prefieres? Se una madre... ó una simple amante.

Ya sé, no las estoy tratando de convencer de mi estilo de vida. Sólo que para mí, el dicho: Si el árbol te da limones, aprende a hacer limonada es como si se dijera: No te fijes en las hojas, ni en las ramas, ni en el tronco, sólo en lo que puedes aprovechar.... Además de que en esta vida, hay muchísimos árboles.


¡MUCHOS!


Estoy convencida de que el amor siempre trae consigo muchos problemas, hay quienes deciden enamorarse, bravo por ellas. Pero recuerden: Es cuestión de elección. Todo lo es.

La cruda verdad

Pocas son las veces en que me he resignado a hablar de mi.
Así es querido diario, leíste bien: Resignado.

La verdad es que el síndrome del argentino no me sienta muy bien, odio hablar de mi porque la poca gente que me queda como amistad sólo sabe hacer bien una cosa: Hablar. Y yo sólo sé hacer una cosa bien: Oír. Porque no escucho, la verdad es que el 90% de las cosas que me dicen, me importa un comino. Creo que es por eso que no tengo muchos amigos...

- ¿Te acuerdas del tipo que te conté ayer?
- No.
- Sí, del hombre aquél que me coqueteaba con...
- No, lo siento.
- Pero si te conté ayer.
- Sorry.

Y ahí van otra vez.

La humanidad se siente más sola que nunca pero tampoco crean que una va a estar siempre ahí para escuchar cualquier clase de mezquindades. No, al menos yo no.

Pero alguien me preguntó en plan muy en serio si yo había amado alguna vez. La verdad me agarró en curva y no supe que decir.
Luego lo pensé bien y creo que...

No, tampoco sé bien si sí o si no. No tengo argumentos para demostrar ni uno ni otro y como yo, la verdad no creo que en el amor, me atrevo a decir que he amado, tal vez como la mayor parte de ustedes: A ratos.

Ratos que duran años, meses o a veces días. Pero nada más.
Quien haya amado toda la vida...


...



... Es porque es personaje de Gabriel García Márquez...



....


Y ni así te impide la trama echarte un polvo de vez en vez.

cosa de volver

Ayer te volvi a ver. No pude soportar el frio sin ti y como una cobarde que busca un abrazo, te llamé. No pusiste resistencia, ni un poco y de pronto ya estaba fuera de tu trabajo, eran las diez de la noche, esperando a que terminaras tu amparo.
Saliste por fin y volví a verte, con ese traje negro que tanto me gustaba verte puesto. Tan guapo tu, como siempre.
tu rictus quieto y en paz me recordó porque quería volver a verte: Para sentir esa paz que tanto provocas. Para volver a sonreir.
En ese momento, pensé en quitarme la careta, doblar las manos sólo para que cuando llegaras al asiento del copiloto de mi audi te dijera, así sin más: te amo.
No pude. La careta pesa demasiado.
De hecho, no pude ni saludarte, ni con un beso en la mejilla, sólo alcancé a decir: al lugar de siempre. Sonreíste y dijiste: si.
Ya en el café, de siempre, se me vinieron a la mente tantas cosas que sólo alancé a decirte lo mismo de siempre y nos seguimos como hilo de media, platicando como dos abogdos idiotas que no necesitan más que sus pláticas idiotas. Y yo ya lo necesitaba tanto...
Me hacías reír como cuando dijiste aquello del actuario, aquel al que le apodas: el mal.
Ya en la puerta de tu casa, en la madrugada, estabamos por despedirnos y yo queria besarte, sentir tus labios con este frío y abrazarte, pedirte que hoy durmieras conmigo, quería saber quese siente despertar y volverte a besar. Nada. Solo un beso en la mejílla.
Son las 5 de la mañana, no dejo de pensar en ti. Pero hora sé lo que se siente despertar, oler tu aroma en mi mente y escribir sobre ti.

20 minutos

Tengo, querido diario, veinte minutos para despotricar de un pasaje en el pasado, que pudo haber sido perfecto.
Me enamoré de una aventura, fue de esos enamoramientos que no tienen pies ni cabeza. Fue realmente extraño pero auténticamente uno de esos pasajes en tu vida que hiciste bien en no dejar pasar. Entonces, lo hallé quien sabe de donde y empezamos a creer que nuestras vidas tenían significados que posiblemente pudieran estar entrelazados. Quizá así fue si estuviésemos hablando desde la computadora de un pseudo escritor poser que lo único que hizo por su vida fue terminar la universidad con una carrera de "letras", HUBIERA sido una novela con final trágico. Todo puede ser cuando se trata de enamoramientos fugaces, tristes pero reales.
Entonces cuando lo conocí cogimos.
Lo hicimos sin tapujos, como si uno de los dos dijéramos (en lugar de pensar): ¿Qué nos hacemos pendejos? Los dos sabemos que vamos a terminar en la cama de esta habitación, en el fiesta americana, saliendo del aeropuerto. De donde no salimos, hasta que él regresó a Inglaterra.
Fui a Inglaterra un par de veces y el vino como cinco veces, que mal estábamos pero... Que bonito se sentía creer que estabas gastando dinero para conseguir al amor de tu vida. Qué falaz.
Entonces todo era tan sencillo...
Todo el sexo era tan ardiente, lo hacíamos como si supiéramos que no iba a existir un acostón más. Como si fuera el último.
Lo hicimos en la regadera, en la cama, en la mesa, en el piso, en la alfombra, en lo etéreo de un suspiro.
Y todo terminó. Igual que el dinero, igual que las ganas...
¿Lo que queda?
20 minutos de recuerdos.
¡Es mucho!