No va a funcionar

Llevo casi tres semanas repasando todos los momentos tórridos vividos a lo largo de mi vida, querido diario, y la verdad es que recuerdo muy pocos.

La mayoría están relacionados con pequeños encuentros fortuitos, de pequeños momentos en los que yo tuve poco que ver.

Y por eso me atrevo a decir, querido diario, que lo de Raphael no va a funcionar.

Y lo digo, tratando de convencerme, no soy estúpida.


O no lo seré de nuevo, pues.

Signos de interrogación

Me gustan los juegos a escondidas. Pero yo no tengo de quien esconderme. Casi siempre, querido diario, procuro advertirles eso a mis amantes, no siempre prestan atención porque están deseosos de mandarme a la cama y let's fun. Pero lo cierto es que yo no tengo miedo a que alguien me tome de la mano sobre la avenida de ninguna calle principal.


Por eso cuando Raphael, después de comer, me tomó de la mano para que cruzaramos la calle de Insurgentes Sur, no tuve más remedio que corresponder al acto de valentía de una manera terriblemente natural. Él, estupefacto, al terminar de cruzar la calle, frente del edificio de la Secretaría de Economía (no me preguntes, querido diario, qué hacía hasta allá) me miró fijamente a los ojos y suspiró un: Eres hermosa.


Debí sospechar que ese era el principio del enamoramiento sin reparo que vive (¿vivimos?) ahora. Pero lo tomé como un gesto lindo y caballeroso, él es de los pocos hombres caballerosos que aún existen en esta ciudad, no es el único aclaro, pero sí el más guapo. De los que conozco, aclaro otra vez.


Fuimos a cenar el día de ayer a un restaurante italiano y cuando llegó el momento de los postres, me tomó por ambas manos y me dijo: Me estoy enamorando de ti, Dolores.


Yo no supe que hacer, Raphael hasta ahora ha sido el mejor de mis amantes, el que siempre está disponible, el que procura mover sus juntas sólo para pasar a darme un beso largo, de esos que duran como diez minutos, o para darme un café de Starbucks (porque ya sabe pedir el que me gusta).

Pero de ahí a permitirle (¿permitirme?) que se enamore (¿enamorarme?) es una cosa muy diferente. Pero, vale la pena... (¿vale la pena?)