Hay pero como das lata

Cuando una mujer se clava en sus sensaciones (tal cual clavadista de la quebrada) no hay nada más por hacer que tirarse así de sencillo al vacío: Ir por todo o por nada.

Somos tan orgullosas que cuando no hay nada por hacer, nos damos la media vuelta y nos vamos. Bueno excepto las locas dementes que se obsesionan con algun amor del pasado pero ellas no me interesan.

Pero cuando un hombre se clava, al principio suelen ser tiernos y hasta nos dan regalitos que pueden ser como que hasta un ejemplo cute de lo que se debe hacer para halagar a una mujer, pero cuando pasan de esa raya de sutil encantamiento y se vuelven un verdadero pain in the ass, ya no hay como que mucho por hacer.

Los más patéticos van a tu lugar de trabajo y te ruegan todo el tiempo, se te hincan a los pies con un ramo de flores y eso... Es un verdadero y auténtico fastidio.

Deberíamos hacer como un sindicato en contra de ese clan de personas...

Y a Ernesto le grito: ¡Que me deje en paz! Y que si me va a regalar cosas, por el amor de dios que alguien le diga que los chocolates en forma de oso YA NO SON OPCION PARA LIGAR!!!

Comparación

Una amiga me dijo: Yo quiero un novio que sepa bailar, cuando vamos a fiestas, si no baila es bien aburrido.



Yo digo: Yo quiero un amante que tenga un blog interesante, cuando chatiemos a altas horas de la noche, si no me mantiene despierta, no le bailo desnuda...





A veces creo que yo soy de otro planeta...

Vendedora de caricias

Hace mucho que no me dedican una canción y el viernes en plena peda, sucedió.
Me encontré a un ex-novio, y miren que yo no tuve muchos ex-novios, simplemente aventuritas, pero los que se han aventado al ruedo han sido en realidad sólo 3 (por increíble que parezca diario, sabes que no miento) y la verdad a él lo quise mucho...

Entonces estabamos en el ron-roneo de la ciudad viendola con la cortinilla de la madrugada cuando de reojo lo vi...

Me acerqué a él con una de esas cervezas indio que tanto le gustan y me senté a su lado.

- Hola - me dijo, como si en realidad esperara mi presencia.
- Te traje una cerveza - le contesté en automático, como queriendole dar a entender que los saludos estaban descartados y teníamos que entrar "al fondo del asunto" (él también es abogado)
- Me deberías de haber traído una vida - me criticó.
- No, esa ya la tienes

Y entonces me miró a los ojos y pude verlos llenos de lágrimas acuosas en sus dulces tonalidades con las luces del antro-bar-loquesea de polanco.

- Relajate - le dije - Nada tan grave puede pasar en tu vida para que te pongas así.
Su rostro cambió y parecia un puchero.
- Ok, es por una vieja ¿Verdad? - Intuí sabiamente con esa facilidad femenina que nos dio Dios.

Movio la cabeza de arriba a bajo. Él es de las personas más tiernas que conozco en la vida y supe de inmediato que lo habían herido, pero yo sin duda no podía hacer nada al respecto y la verdad es que tampoco quería escucharlo... Ya somos demasiadas las mujeres que decidimos hacer eso como para escuchar las tácticas de alguien más, así que pretendí levantarme, emulando que mi trabajo ahi habia concluído.

Él me tomó del brazo.
- No - Gritó - Vendedora de caricias... Mienteme un poco...

Y ¿Yo quien soy para negar ayuda?



¿Y que dijiste? ¿Ya la tengo? No!

La verdad es que los hombres son un mal, necesario.
Así que tras la urgencia de alguien que me hiciera sentir un poco más querida... Lo encontré en una fiesta el pasado viernes nocturno-workaholic. Amigo de un abogado que colabora conmigo en el despacho.

Me sacó a bailar y no pude negarle mi necesidad de pegar mi cuerpo al suyo, que olía a CK.

Pasó verdaderamente muy poco para que me besara. Pasó menos tiempos para que al salir del bar, me tomara de la mano, me condujera hasta su automóvil y me quisiera llevar a casa. Yo lo dejé porque sinceramente no quería manejar, mi pasante se llevó mi coche para llevar a la princesa de su novia a casa de sus padres. Yo me fui con el prospecto más guapo de todo el año 2009.

Encendió el radio: Beck. Alternativo, suicida, pensé.

Llegamos a su casa, departamento en el tercer piso de la condesa.
Su recamara olía a limpio, tanto que me picaba la nariz.

Y me desestí como si fuese una acción natural de mi cuerpo.
Pero, nos quedamos dormidos.

Al día siguiente te levantaste para seguir jugando al príncipe tierno. Creíste que si me hacias el desayuno yo me quedaria echada en tu bolsa, pero no, me niego a que alguien me atrape, aún no.

Tomé mis cosas del suelo, me vestí y huí.

Al detener el taxi, bajaste las escaleras, estabas en el pórtico. Huye... Eso dijistem lo pude leer de tus labios. Y esta vez, te hice caso.

Pero quizá la próxima vez, no corras con tanta suerte.