Diálogo real

- Que comiste hoy?
- Comí arrachera y una sopa de médula. Un par de copas de vino y una cerveza.
- ¿En donde?
- En un restaurante en Polanco.
- ¿Dónde ibamos?
- Mmmh no... Nunca llegamos hasta allá
- ...Claro...
La culpa no la tienes tu. Yo sé que aunque tengas muchas amantes, siempre te enamoras. La culpa es de tu amor, ese que no tiene final, que no acaba y no terminará.
Si tu apostaras a estar sólo conmigo, sabes que te defraudaría. Si yo a postara a estar sólo contigo, sé que me defraudaría.

Por eso nos amamos y odiamos tanto, ese amor verdadero que podría encontrarse en cada esquina, es digno de una novela de París.

El problema de todo esto, es que nuestro amor, no existe.

El regreso.

Acabo de llegar a la oficina. La verdad, querido diario, no tenía ninguna intención de aparecerme. Me parece que se nota, me hice un chongo en el pelo, gafas negras enormes, falda negra en tubo y blusa en transparencias beige. Nisiquiera recordé traer un saco y ahora justo ahora, muero de frío.


Ya mandé a mi pasante por un café de starbucks, pero mientras espero escucho canciones al azar. De pronto recuerdo que cuando venía rumbo al despacho miré en un alto a una pareja discutir. Ella se veía hermosa, una minifalda de transparencias azules y un abrigo corto blanco, una coleta y aretes largos azules. Él se veía tan cansado de rogar que terminó por hincarse al lado de ella, mientras el aire pegaba en su coleta. Una imagen maravillosa que me hizo recordar que hace mucho que ya no vivo una tragedia amorosa.


Por ello fue, querido diario, que le marqué, como cuando sabes que la única manera de ser infeliz, para ser feliz, es regresar a lo turbio que fue tu vida.


- Muñeca.

- ¿Cuándo nos vemos?

- Hoy mismo.

- ¿Dónde siempre?

- A las 16.

- Ahí te veo.

- Lo ansío.


Sí, es lo mano de que eso turbio, también sea secretario técnico de un conocido diputado...

Y le pregunto

- ¿Qué vas a hacer el fin de semana?


Me alienta que sea tan joven, lleno de planes absurdos y acciones de adolescente.

- Voy a ir al bar de la hermana de mi novia hoy por la noche, mañana a una boda y el domingo iré a jugar squash, descansar y leer muchos libros.

Amo que lo haga todo como si todavía quedaran tantos fines de semana para desperdiciarlos de esa manera. Tan descuidado.


- ¿A una boda? - Cuestiono. ¡Es un niño! No puede ir a bodas como yo ando a bautizos y primeras comuniones. Celebraciones de aniversarios de casados ¿Qué está pasando? ¿No que la gente no tiene dinero?


- No. De un tío.

Descanso.


Lo ubico perfecto: Pantalón gris, camisa blanca, zapato negro muy bien boleado, y tirantes. Me dan ganas de ir por él.


- ¡Pues que te diviertas!

- Gracias. ¿Qué harás tú?


Me quedo pensando en la respuesta exacta. No la hay.


- Iré al salón de belleza y en la noche por unos tragos con unas amigas. Mañana iré a un spa y el domingo iré al cine.

Mentiras.


- Relájate. Mi novia dice que el spa al que vas es muy bueno.


Conozco a tu novia. Es mi nueva pasante. ¿Qué hago coqueteándole a su novio?

La respuesta exacta: Le pedí su messenger. Me preguntó que si todavía lo usaba, porque estaba el facebook y el twitter. Contesté que no tenía facebook y abrió los ojos. Pero que tenía twitter y messenger. Me dijo que abriría uno para platicar conmigo.


Llevamos una semana platicando de cosas banales y él me deleita poniendo diferentes fotos de perfil para que lo admire. Su novia, mi pasante, lo único que sabe es que su novio, no tiene messenger.

Extraños.

Él es guapo. Claro que lo es. Es muy guapo.

Miro y vuelvo a mirar su fotografía como si fuera la imagen de algún santo famoso.

Me gusta mirarlo y recordar cuando fue mio. Lo veo con su novia, con su ex novia, con una amiga, con unos amigos, jugando al fútbol. Tan guapo. Y ninguna de esas personas saben que fue mío. Que me arrojó a la cama después de haberme quitado la ropa de la misma manera con la que abre apresuradamente la cajetilla de sus cigarros.

Fue tan mío que me dedicó canciones y uno que otro cuento en la gaceta de su escuela, su universidad. Fue tan mío que le temblaban las manos cuando iba a recogerme, que su chamarra de piel lustraba antes de aparecerse frente a mi.


Y yo lo quise.

Como se quiere a un ferrari rojo. Como se quiere al labial coral. Como se ama un buen libro. Como la mejor escena de la ópera roja.


Fue tan mío que se ponía nervioso y su voz temblaba, dejando sólo una sonrisa chueca. Tan mío que compartíamos sueños que jamás se hicieron públicos. Porque para los ojos del mundo yo no soy nadie para él y él no es nadie para mi. Somos extraños.


Bendito Facebook que me ofrece unos segundos de felicidad al mirar tus fotografías y recordar que fuiste mío, mi querido extraño.

Se quebró el tacón de mi zapatilla favorita

Últimamente querido diario, me ha dado por escuchar pláticas idiotas de las mujeres que trabajan en el despacho. Esas que desearían ser como yo pero que siguen escuchando a Yuri, Timbiriche y a Luis Miguel. Que siguen lamentándose por su horrendo cuerpo pero que desayunan cuanta garnacha encuentran. De esas mujeres que creen que ponerse uñas de acrílico es significado de verse "femeninas".


No me lo tomes a mal querido diario, sabes que las odio y no tendría porque soportarlas, pero también necesito de secretarias que estén dispuestas a todo para que los jefes no las corramos. Lo sabes, pero una de ellas es abogada y es algo que no puedo soportar.


Y no puedo creer que exitan todavía de esos seres que al levantarse de la cama no tengan siquiera un poco de amor propio para arreglarse y no con esos maquillajes de 5 pesos que compran a la salida del metro. No. Quiérete con un demonio, ahorra y en lugar de tu coca-cola, compra agua y ahorra para un labial de Mac.


Dios.

Lo que tiene una que soportar.

Sé que me odia. Pero es bien correspondida.


Llego un nuevo cliente al despacho y al recibirlo, la firma quería darle el asunto a esta abogada de cuarta. Yo lo intercepté en la recepción del despacho y el tacón de mi zapatilla se quebró.


La mujer ésta (si me permites el calificativo despectivo) comenzó a burlarse, carcajeándose a unos registros sonoros bastante altos. El cliente ni se inmutó. Despacio me ayudó a incorporarme y le dijo a mi jefe: No voy a permitir que gente así (dirigiéndose a ésta mujer) trabaje en mi proyecto corporativo. Licenciada (dirigiéndose a mi) soy materia dispuesta, conozco un lugar en donde podemos desayunar mañana ¿A las 10?


¡A las 9! Contesté.

Él volvió a mirar al socio mayoritario y discretamente le sugirió: ¿Notas la diferencia?


Mi tacón pudo haberse quebrado, pero mi espíritu e imagen jamás. Eso se construye, no se imita ni se intenta alcanzar. Porque existe algo llamado clase, y eso no se enseña en las escuelas.

Hacer las cosas bien.

Eran las tres de la mañana cuando recibo una llamada de mi padre, con la voz entre cortada: "Hija, ¿Estas bien? ¿Te han hecho algo? ¿Puedes hablar?".

Mientras intento decirle a mi padre que no se preocupe y que estaba en mi casa durmiendo, rompe en llanto diciéndome lo bueno que es saber que siempre tengo el celular encendido y lo aliviado que está.

Mi mente vuela y lo deja por un lado.

Recuerdo que esta noche al salir del cajero automático, unos hombres me miran sospechósamente mientras apuntan en libretas pequeñas. Se miran entre ellos y se van. Nunca me hicieron nada, ni siquiera se acercaron a mi. Pero temo pensar que tomaron las placas de mi coche.

Efectivamente, cuando vuelvo al relato de mi padre me dice que aquellos ingenuos le dijeron que en un semáforo me habían abordado con todo y coche. Que me tenían en Iztapalapa.

Mi padre les colgó y ante la nueva llamada, ignoró lo que estaba pasando y me marcó para asegurarme que estaba bien.

Lo estaba.

Después llamamos juntos al 081 para denunciar el hecho. Había 6 averiguaciones de ese número telefónico que se quedó guardado en el identificador de llamadas de mi padre. Yo, por mi parte, al día siguiente me presenté en el ministerio público ante un agente con cara de pocos amigos, pero muy amable, que tomó mi declaración respecto a los sujetos que vi. Afuera de mi casa hay dos patrullas rondando constantemente y en el cajero automático al que fui hay un par de policías bancarios a partir de las 7 de la noche.

Y me quedo pensando ¿Será cierto que este clima de violencia no se puede detener?

Es decir, me di el tiempo para denunciar, estoy en constante comunicación con mi padre, atendemos las recomendaciones para denunciar y frente a todo eso pude ver un cambio en algo.

Quizá sea una estupidez pero ¿Y si todos empezamos por hacer las cosas bien?


Las cosas bien, por mínimas que resulten, atraen una consecuencia.


Por lo que sé, ayer se llevaron en calidad de detenido a un "sujeto sospechoso" iré a ver si lo puedo identificar porque es moralmente correcto hacerlo. Lo hago por mi comunidad, por mis vecinos, por mi familia, porque quiero que todos estemos tranquilos.


¿Será mucho pedir?

Antes de exigirle al gobierno que haga las cosas bien ¿Sería mucho pedir primero hacer nosotros, las cosas bien?


De seguro alguien, ya te lo dijo

No le escribas deja de llamarle ya no contestes sus llamadas deja de platicar de él procura alejarte Olvídate de su nombre ¿A poco todavía lo quieres? Siempre con la misma historia.

Seguramente todo el mundo ya te lo dijo ¿Para qué debo yo de repetírtelo? No va a ser diferente lo que tengo que decir. Quizá un poco diferente, pero en esencia es lo mismo. Si yo fuera tú, dejaría de sentirme culpable y haría una cita con el doctor. Tienes ya mucho tiempo con esos dolores de cabeza que tratas de disimular con la resolana del sol, el café de las mañanas y esa tonta manía de fingir que tienes mucho trabajo.

Al parecer todos lo saben ya, menos tu que te rehúsas a creerlo. Nadie dura para siempre. Mucho menos, los fantasmas.

Azul y rojo, buenas noches

Soñé una película, querido Diario. Por eso vengo hoy a escribirla. No quiero que se me olvide.

Era tu cumpleaños, por una extraña razón tu mejor amigo me contactaba por el Facebook (situación que sería imposible porque yo no uso esa red social) y me pedía que le hablase por teléfono. Lo hacía y con dolor aparente me explicaba que estabas muy deprimido y quería darle una sorpresa, que lo viera en la cafetería de la esquina del lugar donde trabaja. (Cosa hilarante porque eso podría suceder pues resulta que el trabajo de tu mejor amigo y el mio, están en Polanco, muy cerca en realidad) Y al asistir ahí estaba ¡De barba! Con una niña que parecía su hija pero no lo era. Era su mujer que nunca me dirigió la palabra.


Me empezaba a decir que tenía muchas cosas que decirme pero que estabas tan triste que quería darte una sorpresa: Yo. Me ensañaba fotografías de tus anteriores cumpleaños celebrados en el billar de poca monta al que te gustaba ir en la preparatoria. En donde recuerdo que coqueteamos so pretexto de que me enseñaras a jugar. Recuerdo que me tratabas de enseñar a tomar el taco y olías delicioso, que te apoyabas sobre mi espalda como buscando mi boca en una escena que bien pudo haber servido para un preámbulo de una película porno barata. Pero no, no era el caso. En las fotos yo no estaba contigo, sólo tus amigos riendo y tomando cerveza. En una de ellas aparecía David, el de los Hombres G y tu a su lado riéndote. Eso pasó. Lo sabes porque la última vez que tuve sexo contigo me enseñaste esa foto, contándome la increíble historia de haberlos ido a ver al concierto, pasar al Hard Rock Café por unas alitas y una hamburguesa y verlos ahí. Te emocionaste tanto que les pediste una fotografía, cosa a la que accedieron. Pero no, tampoco era el caso.


Tú mejor amigo me explicaba que cada 3 de julio, que es tu cumpleaños (cosa extraña porque realmente no lo es así en la realidad, tu cumpleaños es en diciembre) lo sorprendían todos sus amigos en el boliche y entonces él fingía sorpresa y se la pasaban bomba. Desde siempre, pero que hace dos años la risa en tu rostro se empezaba a difuminar.


Entonces yo ponía las fotografías en perspectiva y se apreciaba perfectamente el desvanecimiento de tu sonrisa. Y aceptaba.


De pronto, nos encontrábamos en ese boliche que se había convertido en un hotel lujosísimo y yo estaba en el spa. Llegaba tu amigo a decirme ¡Joaquín está aquí! y entonces salía desnuda envuelta con una toalla al pasillo a cambiarme y al momento te veía.


Estabas tan cambiado, con un look de rock de los 60's: Chaqueta de cuero negro, playera sin mangas, jeans desgastados, converse y un copetazo. Además de que no pude dejar de pasar el hecho de que tenías unos brazos demasiado trabajados y que tu ahora cuerpo atlético era más moreno y entonces me mojaba en ese instante pero hacía de cuenta que no te conocía para "sorprenderte".


Mientras me bañaba tu mejor amigo me ayudaba a escoger qué ponerme de mis 15 maletas que había preparado sólo para "sorprenderte", de pronto le preguntaba: ¿Porque Joaquín tiene tantos músculos cuando en realidad siempre fue delgado?..


Y entonces tu mejor amigo me contestaba: Porque toma esteroides.


Yo muy confundida, aceptaba ese hecho y entonces terminaba de bañarme y al salir había una nota: "Con esto te ves linda" y era un vestido rojo con unas zapatillas azules.


Terminando de arreglarme, me juntaba con todos y nos escondíamos en ese billar-hotel de cinco estrellas.


Llegabas como James Dean, fumando un cigarrillo. Entonces todos, excepto yo brincaban para desear un feliz cumpleaños. Yo cerraba los ojos como para augurar lo que sucedería y se me veían las pestañas tan maquilladas, temblando.


Tú mejor amigo decía: Aquí está la verdadera sorpresa: Y entonces yo me levantaba y le decía: Feliz Cumpleaños en un tono grisáceo.


Tu mirada ecuánime sin cambios no se vio inmutada y entonces ocurrió lo impensable: Te devoró un animal gigante azul con manchas rojas, como mi vestido y mis zapatillas.


Y luego, sonó el despertador.



Encontrarse con la ex de tu ex que fue ex después que tu

Ya sé querido diario: Un juego de palabras que jamás pensaste venir de mi.


Lo cierto es que me encontré a la mujer por la que mi primer (y único) novio, me dejó. ¿Así más fácil?


Bien. Estaba yo (¿Dónde si no?) en las baratas del Palacio de Hierro en cuanto vi una chaqueta color fiusha encantadora y me dirigí a coger la de mi talla, cuando de pronto así de la nada llegó una mujer con una hermosa gabardina blanca y zapatos negros.



- Es muy bonito, me dice, sobre todo para los días lluviosos.

- Lo sé, es para provocarle al cielo que, sin embargo, tú si eres feliz.



Giré lentamente para mirar de frente a tan afortunado comentario y ahí estaba ella. El pelo más brilloso y manejable que nunca, las facciones tan definidas que parecían cortadas por un santo, su nariz que odia (y que seguro sus facciones también odian) y su tez tan blanca que casi, me pongo a llorar. Todo hacía juego con ella, es de verdad hermosa.



- Dolores ¿Cómo estas?



No supe que decir, si reírme por encontrármela así nada más y haberle contestado su atinado comentario o llorar, así por encontrar que seguía siendo la misma encantadora mujer que era capaz de quitarme a cualquier hombre. No supe hasta que miré mi reloj casi por inercia.



- Disculpame Estefanía, no quiero ser grosera pero...



Sin dejarme terminar mi pretexto, me tomó la misma mano que sostenía la talla 24 de aquélla chaqueta y ninguneo mi tono de voz, ejecutando entonces la mejor estocada que una mujer puede darle a otra: - Querida, eso fue hace mucho tiempo ¿Me aceptas un café?



No podía dejarme derrotar así sin escudo y sólo alcancé a decir: - Acepto, pero tengo que irme en menos de una hora, de verdad tengo mucho trabajo.



- Claro... Dijo ella, dejándome muy en claro que no creía ni media palabra.



Platicamos del clima, de la barata, de la tienda Moliere sobre como ha cambiado tanto, de las tarjetas de crédito y las mensualidades sin intereses. De los spas y de Pachuca.



El barista del starbucks nos dio nuestros cafés y entonces, después de un suspiro comenzamos el relato de hace más de quince años en el que ella, yo y un "fulano" convivvimos como un triángulo peligroso en el que yo, como la novia, al parecer sufrí situaciones que no debía que ella no quería provocar, que no sabía. Pretextos.



Tuve que detenerla justo en eso: "ella no quería". - Tienes razón, Estefanía, eso fue hace mucho tiempo. Le dije mientras le tomaba la mano que sostenía su cafe javachip sin crema con leche deslactosada light. Continué: - No vale la pena seguir buscando razones ni intentando, mucho menos, hallar el hilo negro de nada.



Me levanté del sillón con mi te Chai sólo para decirle: No sabes como te agradezco que hayan pasado las cosas tal cual como ocurrieron, no me arrepiento de nada. Así que quedate en paz. Por mí, estamos en paz.



Los encuentros con las ex no sirven para nada.


Sólo para recordar una estúpida fotografía en donde él sale con ella, sonriendo, en mi cumpleaños.


Dilema.

Querido diario, sé que te he abandonado mucho y que las letras ya no fluyen tanto como antes porque en aquellos tiempos disfrutaba mostrarme como una mujer capaz de tener a cualquier hombre. Y lo hacía, tu eres testigo de todas mis andanzas, sólo que ahora, querido diario, las cosas han cambiado.


Al parecer, el despacho es mantenido por el 90% de mis casos ganados cuestión que está mermando mi entrada económica y proporcionando una profunda depresión. El dueño del despacho convocó una junta en la que era la única mujer, dentro de un círculo de 5 hombres. Es complicado para una mujer poder mantenerse en un ambiente machista al que le es complicado aceptar que una mujer les está ganando.


Entonces, querido diario, existe una propuesta para convertirme en socia mayoritaria del despacho, lo cual me haría prácticamente la dueña. Para eso, necesito ganar 5 casos pendientes y por supuesto, ganarme el voto de dos de los cinco hombres que integran la junta directiva.


No es que me importe mucho. Bueno no, sí me importa mucho llegar a ser socia de un despacho y ahí está entonces la razón de mi ausencia.


Aunque no debo omitir la parte importante y crucial en todo este tema, querido diario, y este es que prácticamente me he convertido en una caza talentos.


Derivado del hecho de que tengo que ganar 5 casos y no puedo sola, me di a la tarea de contratar a otro asistente. Hombre, por supuesto.


Entonces encontré uno, muy feito, pero muy capaz. El otro, muy guapito y no tan capaz; por lo que decidí ponerlos a trabajar juntos... Y también comencé a hacer un score entre los dos para saber quién me ofrece más satisfacciones.


Pronto te haré saber, querido diario, el marcador final del primer juego...

Colección

Muchos coleccionan pendejadas.

La mayoría de los coleccionadores pasan gran parte de su tiempo, buscando, recortando, comprando, comparando, cambiando; lo que coleccionan.


Yo colecciono cartas. Después fueron post-its. Luego y finalmente, correos electrónicos.



Veras, querido diario, para que un hombre reste a su hombría un 20% para dedicarle 5 o 10 minutos en escribir un mail lleno de miel o de mentiras o de cursilerías, merece ser reconocido.



En mi correo electrónico guardo carpetas por años. Antes lo hacía por amantes pero ya era demasiado complicado volver a leerlos, volver a mofarse. Así que me fui por la temporalidad.


El año que más recabó cartas fue el 2008. Algo pasó en ese año que todo mundo pensó que sería divertido darse a la búsqueda de su alma gemela. Yo tenía muchas ofertas para ser alma gemela de muchos.


En ese sentido, entonces, ayer estaba leyendo el 2010. Los hombres se han vuelto más rosas, diría yo. Piensan que nadie los oye, nadie los escucha, y entonces pueden, con toda seguridad, lo que nunca pensaste que te dirían a la cara.


Pero no todo es así querido diario, así de lindo como podrías leer. No.

Lo cierto es que yo no me lo creo. No me creo nada de lo que me escriben. Y no es por otra cosa sino es por un simple hecho: Un hombre que escribió algo JAMÁS podrá hacerlo.


No te confundas querido diario, no es que yo sea ¿Cómo dicen? Una insensible, o que no tenga sentimientos, sea una mujer indomable... Es que en el amor es muy diferente al derecho: Lo escrito no tiene valor. El valor lo dan los hechos, no las palabras, ni en papel ni al aire.


Entonces lo que está ahí, en todos esos correos electrónicos no son otra cosa que mentiras, mentiras para llevarte a la cama.


Por lo tanto y bajo ese tenor, corrijo, porque después de mi análisis me pude percatar que no colecciono cartas. Lo que en verdad colecciono son, mentiras. Mentiras que alguien quiso pasar por ciertas, con tal de llevarme a la cama.

En un principio Dios hizo la luz para vencer a la oscuridad

La casualidad no existe, dudo que sea un invento para justificar lo injustificable. Dudo que las cosas sean simples, siempre hay complejidad. Dudar incrementa las posibilidades de saber.

Sé, por ejemplo, que Raphael va a cansarme. Los hombres tienen ese don, el de hartar. Sé que esa, precisamente, es una de las razones por las que nunca voy a casarme, el hombre perfecto no existe. Por eso hay que construírselo de muchos otros. Como un frankenstein.

Salí ayer con un abogado. Otro. Necesito ampliar mis posibilidades. Tal vez un biólogo o un químico.

En la cena él pidió vino rosado y no pude más que pensar: Qué puto. Me reí y él preguntó la razón. Yo sólo lo miré y mentí como suelo hacerlo con todo aquel que me pregunta "¿Qué te pasa?".

- Nada, contesté, lo que pasa es que siempre había soñado con esta noche y no creí que fuera así de perfecta.

Él se quedó contento y yo, con un poco más de tiempo para burlarme de sus mancuernillas que parecían de un hombre que no conoce el clítoris de una mujer.

¿Porqué en este mundo no nos dejamos de todas esas pendejadas y hablamos con la verdad? ¿Quién inventó las reglas de etiqueta en las relaciones? No sé. Pero quien lo hizo, es un puto.

Y por puto entiéndase por cobarde. No me mal interpreten sociedad juzgadora.

Dios debió de crear primero a la mujer. Se hubiera ahorrado muchos disgustos.

Ah, por cierto. Hoy es mi cumpleaños.

Paris

Me enviaste una carta desde Paris, Raphael.


Recibí el sobre en mi buzón el miércoles pero no fue sino hasta ayer, querido diario, que me percaté de tal circunstancia. Lo abrí despacio como un niño que no quiere arruinar la envoltura de su primer regalo. Nadie, que no fuera el banco, me había mandado un sobre manila con una flor violeta.




Y la carta dice:




"Querida Violeta:

Las calles, la gente, ¡Hasta las flores! son como tu dijiste que serían. Sólo que no estás y no puedes corroborar mi cara al verlo todo, tan paisaje, tan como me lo habrías descrito. Entonces es cuando comienza mi faena de buscarte y no encontrarte. Sólo a mi se me ocurre decirte desde tan lejos, a través de estas letras, lo mucho que te extraño. Estas letras que llegarán quizá el mismo día que yo llegue a México pero hoy, violeta, te extraño.


Sé buena, dime que tu también me extrañas.


Tú y yo sabemos querido diario, que no habrá respuesta. Sí la hay, pudiera darse cuenta que sí lo extrañamos, pero nos hacemos como que no.


Y el silencio será el único testigo de que sí, de que sí lo extraño.

Y que me gusta que me llame "violeta".

The job

Zapatilla, falda sastre, saco, blusa de tirantes. Lentes de sol. Portafolios. Peinado de playa, poco maquillaje y lápiz labial rojo. Lista.

De 9 a 9. Cigarros Malboro rojos y agua bonafont de cinco litros. Gimnacio y las vueltas en la elíptica, yoga, dormir.

Mascarilla sábados y domingos mezclados con alguna película.
Chocolate amargo, como el corazón.

Nada por decir. La rutina mata, lentamente. Pero firmemente creo que por allá, lejos (mientras me fumo otro cigarrillo) de la nada saldrá una nueva aventura. Podría firmarlo ante notario público.

Raphael

Es difícil hablar de alguien que estaba en tu vida desde hace algunos años y que sólo aparecía momentáneamente. Del que ni siquiera contemplaste poder enamorarte.

De pronto, querido Diario, se ve distinto. Así como si el destino se empeñara en ponértelo en el camino, porque sí... Así, como dicen vulgarmente: Así de huevos. (Por cierto que risa la expresión).


Y entonces resulta que es muy amigo de un amigo de tu jefe. De pronto resulta que trabaja de asesor en un despacho que está a diez minutos caminando del tuyo. Sucede que es muy inteligente, que huele a Hugo Boss y que sus camisas almidonadas con sus corbatas azules te causan un rictus de alegría.


Así de pronto te encuentras mintiéndole a tu jefe para que no se de cuenta que sales a comer con él. Una vez cada tres meses, pero te ríes y te tiene embobada con su manera de hablar, con su ímpetu de querer hacer cosas que jamás sospechaste que un abogado de 30 años le gustara hacer: Tener una A.C. para ayudar a niños en situación de calle, ser parte de un consejo de una universidad de prestigio que se dedique a buscar becas para profesionistas de escasos recursos.


Y tampoco sabías que está comprometido pero tú ya te emocionaste cuando te habla de lo maravillosa que te ves enfrente de tu martini.


El corazón siempre late con piropos y con palabras de amor siempre salta.


Hay Raphael, ¡Como me gustas!

Por lo pronto te fuiste a París y lo único que te pedí es que me mandaras una postal desde allá.
Así, como en los viejos tiempos de enamorados.

Hablando de lo que era y ya no es

No te canses de explicar lo que está perdido.
Ya es suficiente de estarle buscando un final a una historia que tal vez ni siquiera existió, sí, ahora dudo que hayas existido o que de tus palabras alguna vez hubiera sido receptora.

Platico contigo y pongo en tela de juicio que tú seas el mismo hombre que cautivó mis sentidos. Te veo lento, un poco idiota, incrédulo, hasta feo.

Antes, tú no eras así. O tal vez no eras ese que fingiste ser. Qué lástima, él me caía muy bien. Puedo asegurarte que hasta me tenía enamorada. Y ahora lo único que encuentro es ese arremedo de hombre. Tiene la fachada pero no la inteligencia.

¿Qué pasó? ¿Acaso la máscara pesaba mucho? ¿Sólo pudiste fingir por un año?

Siendo así creo que me desmarqué a tiempo. Siendo así me llevo lo que eran las memorias para convertirlas en ilusiones que contaré no lejos de este blog.

Temo pensar que fue todo. La historia me tenía atrapada y ahora sólo con mis salidas esporádicas vuelvo a lo que antes era, me vuelvo a pintar las uñas de rojo y a usar zapatillas de tacón de aguja.

Qué pena.

Pero aquí entre nos, no te preocupes. Esto nunca pasó.
Remember me, special needs.

Vacaciones

Me doy risa, querido diario.
De verdad nunca creí este nivel mío enfermo de hacer trabajar a todos los de mi área en esta mal llamada "Semana Santa". Excepto a aquellos que me comprobaron con comentarios u otra manifestación expresa que eran católicos. Los cristianos no porque ellos, según lo que investigué, no creen que Jesús haya sido aquél al que llamaron salvador. Entonces venimos a trabajar con una agenda llena. Excepto dos personas que festejarían desde el domingo de ramos hasta el domingo de resurrección.


Me doy risa, querido diario, no sólo porque me rehuso a pensar que la mayoría de la población es católica y que merece descansar en respeto de sus creencias religiosas. O fanatismo religioso. Me niego a pensar que por la minoría más grande de las religiones, el país se detenga.


Quizá lo que estoy diciendo me será tomado con diversas represalias pero ¿Porqué aquel niño que no saluda a la bandera porque "su religión no se lo permite" tiene derecho a descansar porque su compañero profesa otra religión que le exige hacer por una semana diversos rituales religiosos?


¿Porqué los judíos gozan de la Navidad?


¿Porqué no hay transporte público los 12 de diciembre?


¿Porque la virgen morena es la madre de Dios? ¿No la virgen era judía?


¡¿Porqué nos están mintiendo?!


Lo cierto es que estoy de malas porque todo el mundo se queja de la inseguridad pero todos se largan a Acapulco a empuercar la playa valiéndole la inseguridad de la que hablan allá en ese municipio de Guerrero y más aún, dejando sus casas solas. Para luego mendingar dinero al monte de piedad.


Nos quejamos siempre, de lo que hacemos siempre.


Así que les dije a todos aquellos que vinieron: Laméntense de no ir a la Iglesia todos los Domingos, ese ritual tiene un beneficio del que no tienen porque gozar ustedes.
Y no. Me rehúso a agradecer que se suspendan los plazos de jueves y viernes para juzgados. Cómo si a Jesucristo le hubiera gustado que todos se detuvieran a admirar su propia muerte.

Así,

A una se le da por desaparecer.

Para después volver y pretender que nada de lo que pasó en ausencia es del todo verdad.

Al fin y al cabo siempre es mentira la verdad.

Si no te he llamado...

En estos días, querido diario, poco falta para que la aberración acabe conmigo. Y es que eso de "portarme bien" sólo me sale cuando no hay nada (o más bien "nadie") a la vista. Entonces echo vista al pasado y me encuentro con una lista larga de amigos que estarían dispuestos a llevarse varios besos regalados con una cena en polanco. Entonces me topé con Alejandro y la luz me volvió al rostro. Sinceramente ya no me acuerdo porqué dejamos de vernos. Lo único que viene a mi mente es una canción noventera de Pulp cada vez que a mi mente llega su esbelta figura. Pero nada más. Llegó diciendome: Si no te he hablado es porque tengo miedo de que te des media vuelta frente a mi. No lo tomes a mal, me gusta tu espalda, pero prefiero el frente que puede hablar al detrás que calla. No lo tomes personal, Alejandro, es sólo que mi espalda sabe hacer mucho mejor algo que mi frente no: Sabe callar. Porque yo, queridos (Alejandro y mi querido Diario), yo hablo mucho.

Felíz día

No hablaré de más porque la gente que intenta explicar demasiado, desespera.

No se necesita una etiqueta para desear un feliz día.

Así que ¡Feliz martes!

Carta a un hombre

A mí no tienes porqué mentirme. Me da risa que lo intentes.
A mí no tienes que rendir explicaciones, sobre todo porque yo no te las he pedido.

Y aunque me gustaría que todo fuera diferente, siento que cada día lo hacemos peor. Cada día nos alejamos un poco más y cada día me odias un poco más.

Me odias porque cuando ves a tu novia te da coraje que no sea yo a quien miras a los ojos. Lo sé, aunque nadie me lo diga. Me detestas cuando tu novia te pide que no me hables más. Y entonces pensaste que era bueno mentirle, luego no, luego tuviste miedo, de que ella te descubriera. Ya te habías arriesgado mucho.

Lo único que no entiendo es muy sencillo de entender ¿Porqué no quieres jugar conmigo?

Aquí no tienes que hacer las cosas bien, no necesitas seguir reglas. Aquí somos los dos y la gente la dejamos detrás de la puerta de la habitación de hotel. Pero tu te rehúsas, por ella, por lo que dirá tu jefe, por lo que dirán tus padres... Si se enteran.

Yo estaré aquí, hasta que me muera. Quizá algún día comprendas que en mi mundo, el amor no existe, sólo existe el deseo consumado.

Quizá tu ames a tu novia.
Yo amaría una noche de sexo contigo.
Tu amarías esa misma noche, pero presientes que te odiarias por amarla.

Ahí está tu problema. Y yo deseandote tanto y tu, amarrado por tus principios.

Entonces a partir de este momento, te dejo, en busca de alguien que se atreva.

Nadie conoce la verdad

El catorce de febrero vi la entrevista que López Dóriga intentó (fallidamente) hacerle a Anthony Hopkins. Sí, esa, de la que todos se burlaron por el "juay de rito".
Bueno, más allá de mofarme del mal inglés de esa persona que se dice comunicador, me quedé muy clavada en algo que dijo el actorazo: "Los seres humanos no sabemos nada, nadie conoce la verdad".
Me transporté a miles de pláticas con miles de personas que siempre me preguntaban:¿Porqué eres así? Y entonces yo daba una cátedra de mi razón, de mi locura, de mi comportamiento... Pero siempre llegaba al mismo lugar: Porque quiero.
Nada tiene que ver con aquellas fotografías de la abuela con las pestañas retocadas. Le digo que sea tan amable de decirme ¿Porqué tenía esas sombras verdes y esas pestañas tan bien definidas? Siempre se hace la loca, pero creo que en el fondo no sabe que su fotógrafo se la vivió enamorado de ella, así como tampoco sabe que desde entonces, ya había mañas.
No sé, quizá los hombres en general sean tontos, en particular, y no quieran saber. Se rehúsan. O tal vez sí, pero sólo lo que ellos elijan: Memoria selectiva.
No quiero salir con el típico cliché de: Nadie me conoce. Porque ni yo lo hago. ¿Para qué admitir lo que todo el mundo sabe? (O cree saber) Nadie sabe nada, nadie es el sherlok holmes de sí mismo, posteó Lenna alguna vez. Citó a Mafalda. Yo reí, porque es cierto y me gusta que lo sea. A todo el mundo le hace falta un poco de sentido enigmático.

Nadie conoce la verdad. Cruda verdad.
Me voy, creo que estoy filosofando demasiado. Maldito Sushi.

Me descompuse

En el radio, mientras me arreglaba, un día decidí cambiarle a las noticias, escuchar música.
Comenzó: "Nada" de Zoe. Siempre la canto, me gusta esa canción, pero ese día callé. Escuché.

Y me descompuse.

Hace mucho que ya no sé nada del niño abogado y ha sido complicado mantener una relación estable. Los hombres a esta altura parece saber muy bien lo que buscan, o lo que no. Todo es porque ya se acerca el maldito catorce de febrero.

No sé a quien se le ocurrió celebrar un día de muerte de un apóstol como símbolo de amor, es una guarrada. Pero ahí están todos, creyendo que con la celebración de un día ya tapan "el sol con un dedo" y hacen de cuenta que no son unos amargados y que aman y que son amados.

Lo cierto es que a últimas fechas nadie ama a nadie. Sólo extrañan y añoran. Ese sentimiento que según me dijeron existía está en peligro de extinción...

Pensé en el niño abogado y me descompuse. Carajo.

'cmon baby, do the locomotion...

Hace un año, vivíamos intensamente un amor, querido diario, con el niño abogado. Nos escabullíamos sin pensar que estábamos a un mes de que todo terminara. Que tristeza pero así era... Así fue y así será.



La historia no se escribe por episodios a menos de que los recuerdes a la perfección y lo que me preocupa (y no) es que poco a poco se ha ido diseminando mi memoria tras las frases perfectas que salían de mi boca. Las caricias perfectas que salían de sus manos y las tristes despedidas que en ese entonces me sabían a dulces continuarán.



Todo hasta ahora me ha provocado un intenso dolor de estómago. A últimas fechas me he visto contagiada de una apatía que es complicada de plasmar. Me he acostado con hombres que conozco en los bares y en fiestas a las que fui invitada por prácticamente desconocidos. Luego viene a mi mente esta idea de despertarme temprano, generalmente antes que ellos y entonces me voy. Esta vez sin notas ni recuerdos de mis labios rojos ¿Para que? No quiero volver, no deseo que me amarren ni alojar más de esos infames recuerdos y por eso, me pierdo.



Conocí a un notario de cincuenta años muy bien conservado que para fines educativos le diremos "50".



Cincuenta me invitó a cenar en un lugar en polanco que parecía escondite japonés. No me gusta mucho el sushi pero resultó que existen platillos aún más exóticos. Puntos extras.



Me lleva poco menos de veinte años pero no tiene nada que ver con un niño al que le llevo como ¿Cuántos eran? ¿5? ¿6? Nunca fui buena en matemáticas pero creo que la balanza se inclina considerablemente con cincuenta. ¿Quién lo diría?



Cincuenta es divorciado y tiene dos hijos cuya fotografía me mostró

Todo debería estar prohibido.

Entre las cosas que no me debieran estar permitidas hacer es la de llamar a celulares que extrañamente recuerdo de memoria cuando he bebido más de cinco martinis (porque después perdí la cuenta).

En serio querido diario, sabes que no miento.

Y entonces me habría estado prohibido llamarle y dedicarle esa canción cursi de Camila que dice: "Mientes, me haces daño y luego te arrepientes. Ya no tiene caso que lo intentes, no me quedan ganas de sentir. Llegas, cuando estoy a punto de olvidarte, busca tu camino en otra parte, mientras busco el tiempo que perdí, que ahora estoy mejor sin ti".

Pinche ardida.

Las canciones pop debieran estar prohibidas para las mujeres despechadas susceptibles a este tipo de eventos. Si ya sabemos que el amor es una mierda ¿Porqué nos gusta tanto revolcarnos en ella? ¿Sadomasoquismo? Tal vez.

Lo cierto es que no contestaste nada y como abogados que somos, aplicaré la negativa ficta: Si no me dijiste nada respecto a esa cursi canción quiere decir que te identificaste en ella y captaste el mensaje (ni tan)oculto que había y jamás me volverás a buscar en mi ostentosa oficina ni esperarás por mi en mi ostentoso auto... Si eres inteligente...

Cosa que, querido diario, dudo bastante.

Mientras haré esa nota mental de cosas prohibidas cuando bebes más de cinco martinis y pierdes la cuenta del número de tragos que el mesero guapo te ha servido, un tacón y la tarjeta de débito que cancelaste la semana pasada.

En fin.

Bienvenido seas 2011, a ver que nuevas cosas (hombres) nos traes.

Redireccionando al 2011

La situación del mundo en realidad es preocupante. A diario las noticias nos atacan con situaciones cada día más extremas.
Lo cierto es que a últimas fechas, querido diario, he notado que ya nada nos sorprende.
¡Quinientos cincuenta y siete muertos! Y nuestra reacción parece ser como si estuviéramos sometidos a un cuarto blanco sin acción. Quietos.
Por eso he decidido que mi vida girará con el presente y que si mañana una bala perdida me cae en la cabeza, moriré pensando que siempre vi colores, no el blanco sin chiste.
Regresamos a la Capital después de unas intensas vacaciones. El mar es sumamente relajante.
Redireccionemos entonces nuestras ganas en este 2011, no en lo que pasó si no en lo que construimos día a día.
P.D.
Uno de mis nuevos seguidores se me hace conocido.
¿Será que me espían?