Breve retórica sobre la segunda vez.

Mucha gente ya no cree en la posibilidad que atrae el leer un segundo libro por el puro placer de descubrir lo que en el primer tiempo hallaste. Para retarte, pues.
Pasa lo mismo con las segundas relaciones con la misma persona, querido diario. Mucha gente está en contra de ellas pero lo hace a escondidas, como en aquella vieja estación del metro portales en donde esperabas escondida a que él llegara con un ejemplar de "la insoportable levedad del ser" para que, antes de besarte, te pudiera envolver en las frases que acababa de leer pero te juraría que se las sabe de memoria.
Sin embargo, yo creo en la posibilidad del hallazgo. Eso que uno encuentra después de haber revisado el lugar por cada centímetro cuadrado. Algo que estabas dispuesto a perder pero no resignado a no encontrar.

Segundo en tiempo, según un canon de abogado, ya no es primero en derecho. Pero sí puede pasar que sea primero en descubrir sensaciones que sin ser amor, se parecen bastante.

No sé porque la gente tiene miedo a enamorarse de la misma persona por una segunda vez. Me parece que no se han puesto a pensar en la posibilidad porque simplemente se creen demasiado importantes y de eso, querido diario, ya hay mucho.

Yo siempre brindo segundas oportunidades, y terceras, y cuartas. Porque al fin y al cabo, venimos aquí para errar caminos una y otra vez.

Al menos, eso pienso yo.