No me gustan las despedidas

Insignificante fue el momento en el que lo vi, recogiendo sus cosas, como el cabo que después de una batalla perdida, renuncia a su momento de gloria, llevándose entre las patas su horrible fusil inservible y su casco relamido de la indulgencia de la derrota.

Y entonces guardó sus cosas, agachó la cabeza cuando pasó a mi lado y se fue.

Se fue sin despedidas ni miradas coquetas. Se fue y temo que no volverá. Lo temo porque pese a que yo no bajé la mirada, sabe que para mi, perdió no porque haya abandonado el campo de guerra, perdió porque simplemente la batalla dejó de interesarme.

La guerra terminó.

Nadie ganó. Si te fuiste ¿Qué crees que podría ganar yo? Absolutamente nada.

Nunca fui buena para las despedidas. No lo soy porque a mi las ausencias me duelen, pero con el paso del buen amigo el tiempo, se me olvidan. Y sé que a ti también te olvidaré, en tanto consiga a alguien más con quien jugar.

Me llamó por teléfono pero no le contesté.
Me mandó un mensaje: No pude contigo. Que te vaya bien.

¿Es deseo? Espero que lo sea, porque me irá bien, cariño mío y tu... Tu te lo perderás.

Esta vez

Estoy llorando asi bajito sentada en mi escritorio.
No hay lágrimas, es que eso de llorar ya no se me da.
Pero lloro seria, mirada perdida, sin zapatillas con el ventilador dándome a la cara. Enojada con el mundo conmigo y con todos.

Precisamente por eso no me enamoro, para no pensar que es lo peor que puede pasarme.
No me enamoro por miedo.
A que esto me suceda.

Él se va.
Que le vaya bien.
Yo voy para otra dirección.
Esta vez ya no escucharé más razones.
Que al irse, cierre la puerta detrás de él.

Mi boca

Mi boca que no es tuya, la regalo porque no la quieres.
La omito para ti y la regalo para los demás.

¿¡Qué importa que no me quieras?! Alguien más me ha de querer.

Mi boca, que no es tuya, la regalo a placer porque de placer quiere mi boca sentir y si de ti no lo obtiene, de alguien más lo tendrá.

Mi cuerpo que todos desean pero pocos quieren, tampoco has de tener. No es por otra cosa es que quizá algunos más, quieran sea un poco más o no, que tu.

Tu no me quieres, si fuera cierto estarías aquí y te regalaría mi boca.

Una adivinanza



Adivine adivinador quien es el pasante maravilla y quien soy yo.
Puntos extras para quien haga deducciones suspicaces interesantes.

Él realmente es muy listo

Llegamos a comer el viernes y todo transcurrió en una calma un tanto rara.
Yo vestida para matar, él para matar-me.

Pronto referimos cine, trabajo, lecturas, escuela, pasado y amores. Ni siquiera se dejó llevar de la mano a mi cueva. Hablamos hasta que dieron las diez de la noche y las nalgas ya me dolían.

Esperar.

¿A quien rayos se le ocurre eso?

Yo que le quería devorar, ahora tengo que esperar a que llegue el momento preciso. Me siento como un hombre cortejando a una virgen. ¿Porque el es tan diferente?

Me llevó a mi casa, me escoltó en su coche. Buen gesto.
Llegamos y estaciono el coche, abro la cochera, salgo nerviosa.

- Y bien, llegamos. ¿Quieres pasar? - digo sin sentido, sé que dirá que no.
- No, gracias pero pasé una tarde preciosa - lo maldigo por ser cortés.

Silencio incómodo hasta que sonrío.

- ¿De que se ríe licenciada?
- De ti.

Un tanto extrañado decide preguntarme la razón. Yo contesto:

- Cualquiera que estuviera en tu lugar ya se hubiera avalanzado sobre mi, hubiéramos tenido un sexo riquísimo y muy probablemente me estaría fumando el segundo cigarrillo de la noche.

Él impávido, se atreve a contestar:

- ¿Ves? Cualquiera que estuviera en tu lugar, agradecería que no quiera que mueras de cáncer.

Me da un beso en la mejilla y se va, en su flamante mazda que ya no me parece tan feo. Quiero treparme en él y hacérselo ahí mismo, pero por hoy, sólo pienso en lo bien que me hubiera hecho que se durmiera en mi cama, otra vez y otra vez sólo me abrazara.

Odio cuando las chicas malas quieren convertirse en buenas y no pueden. Es más fácil ser buena y volverse mala, pregúntenle a Oliva Newton-John.

Y entonces es viernes

No sé si a ustedes les ha pasado (lectores de este diario cybernético) que tienen tanto trabajo que se les olvida que día es el que están viviendo. Entonces yo a la hora de bañarme no caí en cuenta que era viernes hasta que llegué y vi las nalgas de mi lindo pasante, en pantalón de mezclilla.

Entonces pues ya. Yo de traje sastre y vestida como de Lunes, pues me dirigí a verlo.
Es que es tan lindo, y yo tan linda (me dije) que imposible no estar juntos. Comienzan mis aires de capricho y ya quiero tenerte en mi cama. Pero no se dejas. Es increíble que un hombre no se arrodille ante una mujer desnuda. Simplemente no lo puedo creer. ¿Qué quiere? ¿Qué busca?

Llegué y estaba al teléfono. Azoté la puerta de su oficina por detrás mío y me le planté enfrente. Él con su chamarra de cuero negra y sus mezclillas gastadas me tienen encantada. Hombre malo hazme caso, suframos juntos un rato y luego nos dejamos. No me hacía caso alguno, sólo me tiró una falsa miradilla de "Ahorita te atiendo".

Logré oír: "Te llamo luego, cuidate, te quiero"
Y los celos me invadieron. ¿Porque quieres a "esa" con la que hablas por teléfono y no a mi? Fue tanto mi furia que se me subió el tono de las mejillas.
Y él, al notarlo, y en guerra: "¿Te vas a encelar porque le dije que quiero a mi madre?"

Damn.
Lola 0 - Él 1.

Reí como idiota.
Crucé la pierna y atraje toda su atención.

Es mío, pensé.

¿Qué harás hoy? Comamos juntos.
No dice nada, asciente nada más.

Salgo de su oficina, él me acompaña con su mirada.

Llego a mi oficina y timbra el teléfono, es él ya lo sé por el identificador que me ofrece el conmutador que recién instalé precisamente para saber en que momento atacar.

Contesto sensual: ¿Si?
- Entonces si es viernes ¿Porque no veniste de mezclilla?
- Quería impresionarte ¿Lo logré?
- Si.

Lola 1 - Él 1
Empate.

Seguimos en guerra.
Ya les platicaré como me fue en mi caz....digo en mi comida.