Sencillo

Una trata de hacer siempre las cosas más sencillas:
Respira profundo ante una situación de pánico.


Trabaja rápido para ver a sus hijos temprano.


Ríe en casos de nerviosismo.


Se permite amar cuando se siente solo.

Escribe cuando la frustración llega a la puerta.

Come una paleta de dulce cuando siente amarga la boca.

Mastica un chicle cuando se le olvida su cepillo de dientes.


Las cosas más fáciles.


Me encuentro en un momento de mi vida muy complicado. El trabajo parece que se incrementó en un 200% y no me ha dejado respirar. Los tobillos me duelen tanto que estoy pensando seriamente en dejarlos de usar por un rato, aunque sacrificaría uno de mis encantos, quizá lo que haga es usar un tacón más bajo para la oficina, guardando las zapatillas para juntas y audiencias importantes.


Además de lo anterior, la carrera del amor me tiene en peligro de caer, como ya sabes querido diario, del post anterior, aquél muchacho del que me enamoré en la preparatoria ha regresado para tratar de desmoronarme como lo hizo hace muchos años.


Sabes de lo que te hablo, querido diario, de esas cosquillas en la panza, de ese temblor de mis rodillas tan sólo al escuchar su voz.



El amor es un veneno que te mata dulcemente.- Y no lo dije yo. Me lo dijo, como sabes, una tarde de 26 de abril de 1997. Mi vida evidentemente cambió a partir de ese hecho. No quiero echar culpas de mi vida actual a un sólo momento. La elección estuvo en mis manos y yo la elegí. Tuve la opción de dejar de sentir para dedicarme únicamente a vivir la vida sin el amor, sin ese placebo que a mi me nubló la vista y que me impidió ser, por ejemplo, campeona universitaria de gimnasia olímpica, que me impidió obtener una medalla al mérito, que me impidió hacer una tesis de la cual estuviera orgullosa.


Desde que él apareció mi vida pareció tornarse de un color que no conocía, pero me dejó en el mismo blanco y negro cuando cambió mi corazón por un par de piernas delgadas. No puedo creer que esa mujer le pudiera ofrecer más de lo que yo le ofrecía. Entonces decidí ser como ella: Austera y Egoísta. Malvada y cero pudorosa. Ý le traté de borrar de mi vida. Cuando se dio cuenta del error, ya era demasiado tarde, con honores me había convertido en una mujer frívola que sin ningún pudor de aceptarlo, lo admite sin pesar. Me enorgullece por las historias que he obtenido, porque pese a que ahora estoy sola, nunca me siento vacía, dejada, ultrajada ni triste. Me siento ansiosa, sensual y con el poder de tener todo lo que yo quiera. En pocas palabras: Autosuficiente.


No soy feminista, esas mujeres me aburren, simplemente he decidido ser la antítesis de mi madre, por previa recomendación de mi padre.


Que nunca te alcancen.- Decía. Y yo le estoy cumpliendo al pie de la letra.


Y ahora aparece. Como si no pasara nada. Como si pudiéramos girar en dirección contraria el reloj por doce años. Imposible. Sencillamente imposible.


Me pide que me case con él. ¿Qué tipo de ofrecimiento es ese?

Sin conocernos y sólo por un capricho momentáneo ¿A dónde llegaríamos?


Seré simple y es la promesa que me hago en este momento, por eso no le haré caso al amor jamás, porque es tan complicado que nadie lo entiende, porque duele tanto que no merece estar en nuestro sistema...


Yo seré simple, sencilla.

Sí, si tan sólo yo fuera otra mujer...

Me esperaba, como hace muchos días no lo hacía, al pie de la ventana de mi oficina, yo lo miro extrañada, pero con un dejo de alivio: Otra vez estas ahí.

Me miras y yo sé que tienes los ojos llenos de lágrimas, yo plasmo la palma de mi mano con nuevo manicure en el gran ventanal, pero las lágrimas no salen, temo que se hayan ido para siempre.


Levantas tu mano que sale de la chaqueta que yo hace años te regalé, porque sólo llevabas puesto un sweter mugroso. Haces la seña del saludo, la típica y yo sonrío, con algo tan simple, con algo que sin duda alguna resulta pueril.


Qué lastima que las cosas hubiesen pasado así.
Regreso a mi lugar, apago la computadora y salgo estrepitosamente ruidosa por causa de mis zapatillas y la zancada desesperada que doy. Estoy por salir del despacho cuando me intercepta el dueño del despacho.


- Lic. Suárez, necesito que me revise unas currículas para el nuevo puesto vacante de asociado en el área civil ¿Podría darme ahora mismo su visto bueno?


Tomo un respiro para ordenar mis ideas, me acomodo el cabello, todo parece suceder en cámara increíblemente lenta. Despacio, desesperadamente bochornoso. Entonces respondo con un movimiento afirmativo, cortesía de mi cabeza.


Acepto los folders color manila y regreso a mi oficina. Prendo la luz y temo ya no encontrarte, me da miedo asomarme a la ventana de nuevo y no encontrarte y tener que esperar otros cuatro años para que reaparezcas, tengo miedo y comienzo a sentirme sucia, por todo lo que he pensado por lo que me la he pasado haciendo por haber desterrado al amor de mi vida, por ser una mujer dueña del viento.


Me abrocho el abrigo. Trago saliva y comienzo a leer.


No me concentro, universidades, diplomados, especialidades, cursos, inglés 25% (A propósito ¿Quién pone ese nivel de porcentaje en un CV?) pero sigo temerosa, no puedo ni procesar alguna palabra en voz alta.


Finalmente suena mi celular. Presiono el botón verde, sin decir una sola palabra. Eres tu, estoy segura. Y dices: 7.


Casi sin pensarlo, echo un vistazo a la currícula 7. Efectivamente eres tu.


En cuatro años lograste salir de la carrera, por fin y ahora tienes una maestría en Derecho Civil, trabajaste en más de un despacho de renombre y me dan ganas de abrazarte, de felicitarte y de darte un beso de esos de película tan sólo por sentirme orgullosa de ti.


Pero no. Yo no soy de esas mujeres y cuelgo el teléfono.
Separo tu CV y busco otro candidato, lo encuentro rápidamente, un abogado serio, también maestro en Derecho y te gana en una sola cosa: Experiencia. Trabajó de pasante en Derecho desde los 17 años, ahora tiene 29. Se ve serio, Universidad Panamericana, se denota inteligente.


Salgo fúrica de mi oficina directo a la de mi jefe.


Este es mi elegido, pero por mi, escoge al que quieras.


Mi jefe sonríe - Entonces ese será, licenciada - Gira a verme y con otro tono, un poco más condescendiente, me dice: - Que descance.


Salgo a la calle, la leve lluvia me acompaña. Y entonces me interceptas. Abro el sensor de mi auto y te indico que subas. Subes, empapado. Arranco el motor y piso el acelerador a fondo. Suena Helter-Skelter, no pudo existir una mejor canción que iluminara el momento.


Hay tráfico a las nueve de la noche en Polanco, bajo el vidrio y enciendo un cigarrillo. Continuo con mi celibato de hablar. Y apagas el radio.


- Escuchame Dolores, he pensado en recuperarte, déjame hacerlo, dame otra oportunidad creo que tu y yo podemos ser...


Lo miro atenta a lo que va a decir:
- Cásate conmigo. - Finalmente dices.
- Sí - Contesto.


Ni siquiera te pones contento, me conoces, sabes que habrá un "pero". Yo mantengo la mirada en el camino y las dos manos al volante.


- Sí lo haría... Si tan sólo yo fuera otra mujer.

- Lo eres, no eres esta, quítate el disfraz y escápate conmigo.

- No puedo, este disfraz, como le dices, me ha salvado de morir por amor. Específicamente por el tuyo.


Freno en Moliere y Horacio.


- Bájate - Ordeno.

- Te seguiré y lo sabes.

- Te huiré y lo sabes.

- Me amas y lo sabes.

- Me enseñaste que el amor no existe y lo sabes.

- No te dejaré y lo sabes.

- Si todo lo sabemos ¿Porqué no mejor haces lo que tengas que hacer y dejamos este diálogo idiota?



Te bajas.
Yo esperaré más, aunque esta vez no esté tan segura de hacerlo.


Querido diario, ¿Porqué tenía que regresar precisamente en Octubre?


Precisamente el 22...

Esta canción es para ti

No creas querido diario que se me dio por ser cursi. Nada de eso.
Lo que realmente sucede es que me recordé hace algunos años, cuando vivía de ser una licenciada más, en un despacho más de esta ciudad. Dado que trabajábamos en caballerizas en Ernest & Young, tenía trabajando de frente a un bombón que me encantaba cada vez que pasaba al lado de mi, dejando un rastro de loción que refrescaba todas y cada una de mis hormonas, hasta que ya no pude más y decidí que tenía que ser mío de alguna forma.

Sin duda, y sin menospreciar la belleza femenina, querido diario, cosa que sinceramente nunca hago y nunca haré, debo reconocer que su novia era sinceramente guapa, pero no lo suficientemente encantadora como yo, a los 22 años.

Inevitablemente le pedí el número de su mensajero personal y comenzamos a charlar bajo conversaciones básicas: Primero sobre el clima, luego sobre música, sobre películas, sobre libros, sobre la escuela, sobre novias, sobre ¿te invito un café?, sobre ¿Te gustaría ir a la ópera conmigo?, sobre esas cosas...

Hasta que de pronto me encontraba todos los días comiendo a su lado, esperándolo para que se aplicara y me echara una mirada coqueta y pudiese respondérsela con un pícaro roce de piernas.
Sucedió más pronto que tarde que comenzamos a coquetearnos de una manera tan oculta que hasta la fecha, me excita nada más de volverlo a recordar, me hacía sentir endemoniadamente sexy, desesperadamente sensual.

Un día estaba sirviéndome un café en la sala de descanso cuando llegó, se ubicó detrás de mi; pensó que me asustaría pero lo delató su olor que pude percibir desde metros antes, rozó mi mano y en ese instante cerré los ojos. Me dejé llevar. Dejarse llevar entre las manos de la pasión, el deseo y lo que pueda pasar, es de las mejores cosas que sé hacer.

Puso su rostro entre mi cuello y mi hombro y me susurró: Te deseo.
Loca por el impulso, me deshice de él y regresé a la computadora.

Él hizo lo mismo. Se puso los audífonos simulando trabajar.

Le escribí en el mensajero: Esta canción es para ti.
Se quitó los audífonos y escuchó.



Dos días después estaríamos en un hotel cerca de la oficina, antes de que su novia pasara por él.
Jamás olvidaré ese momento y lo que me hizo sentir.
Recurro a él cada vez que me siento sola.

Hasta compré su loción... Para volver a emocionarme, cerrar los ojos y escuchar su voz bajita: "Te deseo"

Complicado

El problema de una mujer como yo, querido diario, es que muchas veces una extraña brazos, caricias y besos.

Eso no suena del todo mal, entonces podrías preguntarme con la mano en la cintura: ¿Entonces de que te quejas Dolores?

De eso mismo, te contestaría mi querido diario, de que me causa un terrible dolor de cabeza tratar de recordar el nombre de a quien pertenecen esos brazos, esas caricias y esos besos... Una puede llegar a confundirse muchas veces.

Que se haga la Luz.

A estas alturas del partido, hablar de sexo ya no resulta tan rapaz e irresponsable como hablar de Luz y Fuerza del Centro.

Sin embargo, daré mi opinión al respecto.

Es definitivamente cuestionable lo que está haciendo nuestro presidente (perdón: Le pese a quien le pese) derivado a que su decisión se ha convertido en un acto político más que en un acto económico.

Y sí, es político.

Pero no se equivoquen, queridos míos, el plan no era acabar con el sindicato de electricistas que siempre nos pedían mordida para reconectarnos a la luz, para arreglarnos fallas eléctricas, para sacar nuestros medidores, para hacer "trabajitos" y demás etcéteras. ¡No! El plan era acabar con la empresa que Calderón quiso desaparecer cuando fue achichincle del entonces secretario de energía y no lo dejaron. ¿porque no lo dejaron? Por el dinero.

Luz y Fuerza fue una empresa claramente creada por Salinas para darnos más atole con el dedo. Nos decía que era para "garantizar el abasto de luz en el centro de la república" cuando evidentemente la Comisión Federal de Electricidad ya se encargaba de eso.

¿Qué pasó? Se llenó de gente que pretendía quedarse con un puesto y un sueldo vitalicio que no desquitaba ni por error. El dinero invertido en la empresa fue tirando a un pozo sin fondo... Por eso nunca se permitió la modernidad ¿Para que pagar un programa para tener a todos los usuarios si podíamos tener a 200 personas buscando en los archivos elaborados hace más de 12 años? ¡Sueldos desquitados! Dios, horripilante.

Y entonces llegó el punto en que el gobierno, les empezó a exigir resultados: ¡¿En que gastas mi diniero?! Ah pues.... ¡Mágicamente aparecieron los recibos de luz por 15,000 a departamentos!
Error.

Y por fin llega alguien que dice: Adiós.
Adiós a burocracia de hace más de 18 años, adiós a las filas eternas, a mantenerse a expensas de que la que "atiende" termine de comerse su torta a las 9 de la mañana cuando supuestamente abren a las 8.

¿A esos defiende López Obrador?
¡Allá él!
Y eso que les van a dar 33 meses MÁS de sueldo. Ese dinero que no se merecen. Que nos va a costar, pero que los pago con gusto con tal de ya no verlos más.

Para no tener que esperar 3 días en que me arreglen una falla. Con tal de no dar mordidas. Con tal de tener un servicio que todos los mexicanos nos merecemos.

Y ellos ¿Quieren dinero? ¿Quieren trabajo? Pues ¡Trabajen! y demuestren que sirvan para que la CFE los contrate y si no... Hay muchos puestos para meserear. Perdón.

Por mi ¡Que se haga la luz!


Prometo no volver a hablar de política. Perdón querido Diario, pero lo tenía que sacar, además para que mis lectores me admiren lo inteligente que soy.

Sinceramente

Creo fielmente que existe un hombre para cada mujer. Porque siendo honestas, todas sabemos lo que queremos.

Pero una crece, evoluciona, los hombres no. Ellos, por el contrario, siempre tienen en mente a dos mujeres: Con la cual casarse y con la cual coger.

Salvo contadísimas veces, nunca es la misma. ¿Como podría decirle a su esposa que le haga sexo oral y después, con esa misma boca, besar a sus hijos?

Por lo anterior, la mujer con la cual desean coger, casi siempre está más buena. Es más liberal y salvo contadísimas excepciones, es soltera por siempre.

Los hombres son más predecibles que un libro abierto, sin embargo para poder leerlos, hace falta leer entre líneas. Y a veces, ni eso. Lo cierto es que las que nos complicamos somos las mujeres.

La razón aparentemente, querido diario, es muy simple: Nosotros equivocamos los tiempos. Ellos, no suelen hacerlo.

Cuando ellos se equivocan es porque nosotros creamos confusiones, porque vivimos de ellas, del drama, nos encanta, nos revolcamos, hacemos luchas en lodo. Y eso sinceramente...

...Es divertidísimo.