¡Que mala soy! ¡Pero que bueno estuvo!



Sex is not the enemy.
Garbage
Album: Why do you love me?

¿Que tal si confiamos un poco en la buena voluntad de un viejísimo amigo para bajarte la calentura?

Ya lo decía Shirley en sus lyrics de esta canción...

En fin... Ahora sí podré concentrarme en el trabajo.

La última de mis vacaciones

La verdad es que todos quisieramos tener a quien querer y quien nos quiera.
Indudablemente.
Pero, ante el peor de los casos, buscamos siempre a quien cojernos.
Y quien diga que estoy mintiendo es un hipócrita.

Pues yo estaba en playa del carmen y después de que el tenor se fue pues obviamente me dejó un poco... Ya saben...

Pero ante la incertidumbre y las increíbles ganas de quedarme echada al sol como lagartija, no hice nada para procurar que fuese diferente mi destino y dejé que él (el destino) se acercara a mi.

Nada pasó en los primeros días, evidentemente.

Hasta que en el bar, la penúltima noche, conocí al hombre más simpático que pude haber conocido, realmente no era muy guapo pero tenía ese típico que se yo que no sé que me gusta que me cautivó. Tenía un cuerpo si no bien trabajado, por lo menos cuidado. Detesto a los gordos, eso de agitar la panza en el meneo pertinente no es nada sexy.

Entonces me acerqué al hombre delgado y le invité una cerveza, que él aceptó con una sonrisa en la boca, de las mejores que francamente, he visto. Me imagino que se acababa de blanquear los dientes, nadie podía tenerlos tan blancos así porque si.

Y comenzamos la plática. Y comenzamos a reír y a hacer alguno que otro coqueteo inocente, pero con plenas intenciones de llegar como que a más. Discretamente su amigo se movió a otro lado, mis amigas ya me conocen así que salieron a cazad ejem digo a pasear a la playa. Mientras yo me jactaba de como me había jactado otra vez del destino y una vez más me salía con la mía.

- Bueno pues es muy noche, hay que dormir. - Me dijo sonriendo maliciosamente.
- Si es verdad ¿En que cuarto estas hospedado? - Parpadenado estrenduosamente pregunté.
- ¿Quieres que te enseñe en donde exactamente?

Pero por supuesto que era invitación abierta. Y dijimos que sí.

La verdad es que muchas veces que te encuentras en una situación como esa, de llegar a más en el primer encuentro, te dan pena muchas cosas, no es como que lindo causar una mala impresión en el momento en el que el acto sexual empieza y en la playa aunque no había tanto problema (porque ya había sufrido con la cera y había quitado de mi cuerpo cualquier rastro de los horribles vellos corporales) pero en el momento en el que habíamos terminado la primera batalla, se excusó para ir al baño... Y se sonó de una manera tal la nariz que parecía que se le estaba saliendo el cerebro ahí mismo. Me imaginé que había estado en la cama con nada más y nada menos que mi abuelo, creo que hasta escupió un par de veces... Dios sabrá en donde... Y yo aterrada en la cama, agarrando las sábanas entre más escuchaba.

Si hubiera sido una aventura en la ciudad, seguramente me hubiera quedado en la habitación y hubiera fingido que no escuché nada. Pero era mi último día ahí, él no sabía ni mi nombre, ni donde me hospedaba, nada. Así que emprendí la huida. ¡Retirada mi ejército!

Y ya no supe nada más.
Fue un viaje, descansé y tuve acción (aunque no la que yo hubiera querido pero ¿qué se le va a hacer?) eso sí muy bien cuidada la cosa, no crean que soy tan valiente, pero si hacemos una estadística, descansé más de lo que me divertí.

Y ahora, a seguir con el trabajo... Que es viernes y hay que salir a ver que hay por las calles de polanco porque hoy se me antoja un gringo.

Ahora sí me gusta la ópera.

Una de las cosas más hermosas de mis vacaciones fue por primera vez ver el mar en playa del carmen.

Realmente no hay tantos chicos guapos y no pude poner en práctica alguna de mis tácticas femeninas... Hasta que ingresé al hotel.

Resulta que en el restaurante del hotel, habría una gala de ópera y los músicos junto con los cantantes estaban llegando también. Y entonces mientras acomodaba las maletas en el carrito del botones, una voz interesante me llamó:

- Disculpe señorita ¿Esta valija le pertenece?

Llámenme incrédula pero hacía mucho tiempo que alguien no se dirigía a mi persona con un español tan correcto y cortés.

- Sí, gentil caballero, me pertenece, le agradezco la atención de su parte. - Contesté y él me sonrió.

Realmente era galante, pero no a grados exorbitantes, de pronto al acompañar al botones junto con mis dos amigas rumbo a la habitación, me tomó del brazo de manera muy suave y me dijo en un tono sumamente varonil:

- Esta noche, señorita, habrá una gala de ópera en donde tendré el honor de interpretarles unas cuantas piezas y sería aún mayor la distinción si pudiera estar entre el público conocedor ¿Cree que sea posible contar con su asistencia?

- Por supuesto, lo tenía contemplado desde que arribé (mentira). Ahí estaré.

No llevaba como que ropa para la gala, pero improvisé un un vestido blanco divino que afortunadamente llevaba una de mis amigas y unas zapatillas que siempre me acompañaban. Ya entrada la noche, salí con un peinado alto y llegué al lugar.

No pasaron ni cinco minutos cuando yo ya tenía al tenor cerca de mi y me consiguió un lugar sumamente privilegiado. No es que me guste presumir ni que me guste la ópera tanto, pero realmente el corazón me latía muy fuerte al mirar al tenor vestido con su smoking, se veía increíblemente radiante, cuando me ofreció su brazo para llegar al lugar destinado para mi, sentí como si fuese princesa de un cuento y el príncipe más guapo de la corte estuviera conmigo.

Llegamos y nos interceptó una señora de edad avanzada quien le cuestionó a mi acompañante sobre mi persona a lo que él, con una delicada sonrisa, apoyando su mano en la mía soportada por su brazo, respondió: Esta bella señorita es mi invitada especial.

Hace muchos años que no me sonrojaba tímidamente.

La ópera fue conmovedora, es obvio decir que no entendí la gran mayoría, en italiano es complicado pizcar todo, pero la música era sin duda sensible y además el tenor giraba a verme en reiteradas ocasiones lo que me hacía entrar aún más en calor dentro del salón de fiestas improvisado para tal evento, mismo que duró sólo una hora y treinta minutos.

Terminó y me dirigí al bar a tomar un martini (ya saben, mi favorito) en realidad planeaba dejarlo así, las escenas vividas habían sido perfectas y no quería arruinarlas.

Pasó una hora entera, y se venían a bajo mis posibilidades de volver a ver al tenor.

Estaba ya en la salida cuando escuché un cántico... Era él.

Sonreí. - Nunca deja usted de cantar ¿verdad?- Le pregunté.

- No, es un placer hacerlo, sobre todo si hay un bello público.

Y salimos a la playa.

Me contó de lo que hacía, de su escuela, de sus obras, del Italiano, de Italia, de su confort en la vida, de todo lo que le gustaba y yo no tenía otra cosa más por sentir que paz.

Entrada la madrugada, me acompañó a mi habitación, donde por último me dio un beso en la boca tan largo y tan suave, que jamás olvidaré. Terminó con un beso en la mano y se fue.

Me extraña que no haya pasado nada más, pero si soy sincera, cuando escucho ópera en mi oficina, cierro los ojos y recuerdo el ruido del mar y su figura con smoking sin zapatos caminando a mi lado por la arena, dejando un surco de huellas en la playa.

Ya llegué

Después de unas grandes y merecidas vacaciones he llegado.

Ahora es cuando lamento haber escogido ser abogada, uno llega a su oficina y hay millones de pedos que los pasantes no pudieron resolver. Pero yo llego con una firme intención de ser una hoja en blanco, así libre para escribir sobre ella (y debajo de ella también).

Llego a mi oficina el lunes por la mañana estoy escuchando mis mensajes y de pronto me topo con uno muy particular.

Antes de irme de vacaciones un hombre me invitó a salir, a lo que yo rechacé rotundamente... Pero después de la segunda invitación, lo acepté por no tener mejores cosas que hacer.

En fin, la cosa es que hubo besos y arrumacos durante toda la salida, así sin acuerdo expreso ni escrito ni nada, unos besos que el gobierno de Guanajuato hubiera prohibido determinantemente por ser contra la moral y las buenas costumbres.

Y ahora me encuentro con que me llama pidiendo que nos volvamos a ver.

La incógnita está en el aire, no estoy segura que lo que quiera es una relación sin compromiso... Pero a falta de pan...


En fin, es martes y ya llegué así que prepárense porque este Diario reanuda actividades en el 2009.

Y pensé:

"Ciertamente, cuando regresas de vacaciones, lo haces con el afán de
comenzar y hacer todo bien pero cuando eso no te sale... Sólo queda
suspirar..."