Llegamos a comer el viernes y todo transcurrió en una calma un tanto rara.
Yo vestida para matar, él para matar-me.
Pronto referimos cine, trabajo, lecturas, escuela, pasado y amores. Ni siquiera se dejó llevar de la mano a mi cueva. Hablamos hasta que dieron las diez de la noche y las nalgas ya me dolían.
Esperar.
¿A quien rayos se le ocurre eso?
Yo que le quería devorar, ahora tengo que esperar a que llegue el momento preciso. Me siento como un hombre cortejando a una virgen. ¿Porque el es tan diferente?
Me llevó a mi casa, me escoltó en su coche. Buen gesto.
Llegamos y estaciono el coche, abro la cochera, salgo nerviosa.
- Y bien, llegamos. ¿Quieres pasar? - digo sin sentido, sé que dirá que no.
- No, gracias pero pasé una tarde preciosa - lo maldigo por ser cortés.
Silencio incómodo hasta que sonrío.
- ¿De que se ríe licenciada?
- De ti.
Un tanto extrañado decide preguntarme la razón. Yo contesto:
- Cualquiera que estuviera en tu lugar ya se hubiera avalanzado sobre mi, hubiéramos tenido un sexo riquísimo y muy probablemente me estaría fumando el segundo cigarrillo de la noche.
Él impávido, se atreve a contestar:
- ¿Ves? Cualquiera que estuviera en tu lugar, agradecería que no quiera que mueras de cáncer.
Me da un beso en la mejilla y se va, en su flamante mazda que ya no me parece tan feo. Quiero treparme en él y hacérselo ahí mismo, pero por hoy, sólo pienso en lo bien que me hubiera hecho que se durmiera en mi cama, otra vez y otra vez sólo me abrazara.
Odio cuando las chicas malas quieren convertirse en buenas y no pueden. Es más fácil ser buena y volverse mala, pregúntenle a Oliva Newton-John.
5 comentarios:
Conozco perfectamente ese sentimiento.
Pero usted no se rinda, esto pinta para bien ¿No?
Horroooooooooooooooooooooooooor!!!
Aunque a veces la espera vale la pena, supongo tu frustración...
Adelante, que ahora pasa, nomás por puro orgullos, no?
Jaja. Seguramente el chavo lo primero que hizo al llegar a su casa fue quitarse la ponzoña.
no te creas mi querida lola, tambien nosotros pasamos por esa necesidad estupida de querer aventarnos al cuerpo luego luego, pero aunque no lo creas, yo si considero que a veces necesitas darle su tiempo a las cosas es como un exquisito platillo, dejas que se vaya cocinando a fuego lento, hueles el platillo y quieres devorarlo, pero todo debe ir acompañado como debe, asi que paciencia, que ya te tocara tener un todo un banquete...
aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaachú.
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