El regreso.

Acabo de llegar a la oficina. La verdad, querido diario, no tenía ninguna intención de aparecerme. Me parece que se nota, me hice un chongo en el pelo, gafas negras enormes, falda negra en tubo y blusa en transparencias beige. Nisiquiera recordé traer un saco y ahora justo ahora, muero de frío.


Ya mandé a mi pasante por un café de starbucks, pero mientras espero escucho canciones al azar. De pronto recuerdo que cuando venía rumbo al despacho miré en un alto a una pareja discutir. Ella se veía hermosa, una minifalda de transparencias azules y un abrigo corto blanco, una coleta y aretes largos azules. Él se veía tan cansado de rogar que terminó por hincarse al lado de ella, mientras el aire pegaba en su coleta. Una imagen maravillosa que me hizo recordar que hace mucho que ya no vivo una tragedia amorosa.


Por ello fue, querido diario, que le marqué, como cuando sabes que la única manera de ser infeliz, para ser feliz, es regresar a lo turbio que fue tu vida.


- Muñeca.

- ¿Cuándo nos vemos?

- Hoy mismo.

- ¿Dónde siempre?

- A las 16.

- Ahí te veo.

- Lo ansío.


Sí, es lo mano de que eso turbio, también sea secretario técnico de un conocido diputado...

No hay comentarios: