Eres mala, me dijo, y aunque no entendía la razón de su dicho,
confirmó lo que de algún modo yo ya sabía:
Lo eres porque finges que no lo eres.
Gracias Lenna por la mini-historia de mi vida el día de hoy.
Siempre he creido que yo fui Marylin Monroe y que ahora me llamo Dolores por caprichos del triste destino.
Zaz
No!
Momento, favor de no confundir las cosas.
TU eres mi amigo, a ti NUNCA te dejaré.
ÉL es mi amante, mi novio, mi esposo, mi... lo que quieras... A ÉL lo dejaré y lo olvidaré...
A TI NUNCA.
¿Ahora ves la diferencia?
Tu en mi vida SIEMPRE estarás.
Y hoy te extraño... Y un chingo...
TU eres mi amigo, a ti NUNCA te dejaré.
ÉL es mi amante, mi novio, mi esposo, mi... lo que quieras... A ÉL lo dejaré y lo olvidaré...
A TI NUNCA.
¿Ahora ves la diferencia?
Tu en mi vida SIEMPRE estarás.
Y hoy te extraño... Y un chingo...
No me vengas a reclamar...
...Porque yo te lo advertí, porque sabías que yo no creo en el amor y a tu menor descuido... Bye, yo ya estaba enredándome en las manos del amigo del primo de mi ex que algún dia fingí querer. No es mi culpa, ni tuya tampoco pero no me reclames, los reclamos no son válidos, no somos ni fuimos y temo pensar que ni seremos nada.
Pero es que te tardaste demasiado, alguien me ofreció un buen domingo y no pude evitar decir que si. Y si buscamos culpables porque eso tanto te gusta, eres tu, por no estar ahí para seducirme porque no sabes que eso jamás se deja de hacer y ahora perdiste, volviste a perder.
No me vengas a reclamar ni a pegar post-its en la computadora. Yo no soy de las que piden perdón y menos de las que piden permiso, si te vas, esa es tu decisión, yo no te mentí ni lo haría, me importas un poco más de lo que yo creía, pero no tanto como para decir que no a ese par de pectorales maravillosos, deberías saberlo tu por ser hombre: La carne es débil.
Por otro lado, querido Diario, que buen domingo lleno de números 5.
Cinco pasteles de crema.
Cinco restaurantes a los que preferimos no ir.
Cinco tazas de café.
Cinco películas que omitimos ver.
Cinco personas que nos miraban tocarnos por debajo de la mesa de aquella heladería de polanco.
Cinco orgasmos como ningunos otros.
Cinco besos que me siguen pareciendo los más sensuales que he recibido...
Así que te reto, ¿No te agrada el número seis?
Pero es que te tardaste demasiado, alguien me ofreció un buen domingo y no pude evitar decir que si. Y si buscamos culpables porque eso tanto te gusta, eres tu, por no estar ahí para seducirme porque no sabes que eso jamás se deja de hacer y ahora perdiste, volviste a perder.
No me vengas a reclamar ni a pegar post-its en la computadora. Yo no soy de las que piden perdón y menos de las que piden permiso, si te vas, esa es tu decisión, yo no te mentí ni lo haría, me importas un poco más de lo que yo creía, pero no tanto como para decir que no a ese par de pectorales maravillosos, deberías saberlo tu por ser hombre: La carne es débil.
Por otro lado, querido Diario, que buen domingo lleno de números 5.
Cinco pasteles de crema.
Cinco restaurantes a los que preferimos no ir.
Cinco tazas de café.
Cinco películas que omitimos ver.
Cinco personas que nos miraban tocarnos por debajo de la mesa de aquella heladería de polanco.
Cinco orgasmos como ningunos otros.
Cinco besos que me siguen pareciendo los más sensuales que he recibido...
Así que te reto, ¿No te agrada el número seis?
Safe.
Da la casualidad, que las casualidades no existen.
Me imagino prometiendole a alguien amor eterno y las náuseas aparecen.
Es que yo no soy de esas y miren que lo he intentado.
A noche soñé con él. Da la casualidad (osea nada) que a veces me pasa (osea nunca) que creo (porque creer y dudar nos hace humanos) que él y yo podemos ser algo, pero luego ese algo se esfuma porque yo soy algo amorfo. Sólo entonces me retracto de mis sentimientos y los escondo hasta atrás del archivero. Con el temor de algún día (el menos esperado) los encuentre retándome burlónes.
Seguido me doy tiempo para irte a buscar, en tu oficina y coquetearte un poco. Te gusta, lo sé. Pero sólo un poco, no quiero que conozcas todas mis zapatillas... Hoy se me da la gana de que conozcas mis pies desnudos... Desnudarás la mente conmigo, porque a mi lado nunca tendrás nada seguro.
No porque no quiera, porque nada en esta vida, es seguro.
Me imagino prometiendole a alguien amor eterno y las náuseas aparecen.
Es que yo no soy de esas y miren que lo he intentado.
A noche soñé con él. Da la casualidad (osea nada) que a veces me pasa (osea nunca) que creo (porque creer y dudar nos hace humanos) que él y yo podemos ser algo, pero luego ese algo se esfuma porque yo soy algo amorfo. Sólo entonces me retracto de mis sentimientos y los escondo hasta atrás del archivero. Con el temor de algún día (el menos esperado) los encuentre retándome burlónes.
Seguido me doy tiempo para irte a buscar, en tu oficina y coquetearte un poco. Te gusta, lo sé. Pero sólo un poco, no quiero que conozcas todas mis zapatillas... Hoy se me da la gana de que conozcas mis pies desnudos... Desnudarás la mente conmigo, porque a mi lado nunca tendrás nada seguro.
No porque no quiera, porque nada en esta vida, es seguro.
"Te quiero"
Es sólo una frase, una descomposición del verbo querer, que para mi significa "desear". Cuando tienes habre "desea" saciar ese instinto y sólo quedando satisfecho puedes dejar de "querer".
Se ha transformado en un asunto sentimental, y no he encontrado todavía, razón por la que creemos (suponemos) que vale menos que la frase "te quiero" "Te amo" ¿Suena a diferentes grados de deseo? ó ¿Son cosas diferentes?
¿Porqué desear que te amen y no esperar que te amen pero queriéndote?
Amar es sólo una palabra inventada, aún no se ha descubierto su significado, nadie puede explicaro así que para mi, no existe.
Quererte, para una humilde servidora es igual que pensar en deseo, es necesitarte cerca y "satisfacer" ese deseo por ti. Y sentir que ya nada me puede faltar, ese sentimiento que sólo puedo apreciar cuando como en demasía.
Es extraño, pero debes saber que prefiero sentirme satisfecha, que decirte una frase, de la cual no conozco significado.
Se ha transformado en un asunto sentimental, y no he encontrado todavía, razón por la que creemos (suponemos) que vale menos que la frase "te quiero" "Te amo" ¿Suena a diferentes grados de deseo? ó ¿Son cosas diferentes?
¿Porqué desear que te amen y no esperar que te amen pero queriéndote?
Amar es sólo una palabra inventada, aún no se ha descubierto su significado, nadie puede explicaro así que para mi, no existe.
Quererte, para una humilde servidora es igual que pensar en deseo, es necesitarte cerca y "satisfacer" ese deseo por ti. Y sentir que ya nada me puede faltar, ese sentimiento que sólo puedo apreciar cuando como en demasía.
Es extraño, pero debes saber que prefiero sentirme satisfecha, que decirte una frase, de la cual no conozco significado.
Devorador de pecados.
Y recordé tacones rojos caminando por la oscuridad ciega y hambrienta por seguir devorando mi espíritu y lo que alimenta mi frágil corazón.
El sexo no siempre es bueno
La verdad es esa. Yo creo que hay momentos que no deben ser desperdiciados, querido Diario, pero también creo que en definitiva, el sexo no siempre es bueno.
Por ahí me encontré con el recuerdo de un amante: Santiago. Y me acordé tan bien de la rutina que hasta me dio miedo y mejor lo saco de mi sistema antes de que regresar a trabajar mañana:
Regresábamos a mi casa. Nunca hemos hablado mucho en el trayecto, y siento que a Santiago poco le interesa lo que pasa por mi mente en todo ese tiempo.
Hace frío y él pone la calefacción del carro, que será suyo en un futuro, pero que mientras tanto, no.
Seguimos escuchando esa música suya que tanto me aturde, ya son cuatro meses de escucharla casi todos los días. Es imposible que no me aturda,
Sigue eructando la comida de la tarde y yo sigo fingiendo que no escuché tal sonido. Que él se toque la entrepierna se ha convertido en un acto consentido y ya nada me sorprende.
Siempre hace referencia al tráfico, como si yo tuviera una varita mágica para evitarlo, pero no la tengo y de cierta manera me siento culpable de no tenerla.
De pronto, saca de su chamarra verde militar una cajetilla de cigarros, me ofrece uno que acepto. Ambos comenzamos a inhalar toxinas pero él no lo disfruta tanto como yo, él sólo fuma por fumar, por tener algo que hacer mientras me lleva a casa, un día más.
Llegamos a un semáforo, gira su mirada y me observa, yo me percato pero no me inmuto, no le doy a entender que sé que lo hace. Y nada pasa. Pienso en lo que acaba de pasar: Su casa sola, su cama que rechina, su piano al lado de nosotros, las sábanas que ya raspan, las ventanas sucias, la televisión que se ha convertido en el medidor de tiempo más eficaz.
Su petición de tener sexo se parece a la de un niño que desea, en su fiesta de cumpleaños, un trozo de su propio pastel. Recuerdo al mismo tiempo, como me quita la topa, para él es sólo un trámite, nada más. Nunca me contempla, sólo se apresura por quedarse dentro de mi.
Su corazón poco se agita y sólo puedo percibir por su parte su boca abierta a la agitación que le permite su cuerpo. El no grita, ni se mueve a mi lado, sólo se preocupa por primero dar y luego recibir y luego nada.
Terminamos y se apresura a cubrir su sexo. Y se apresura porque nos vayamos. A veces hasta me ha dado la sensación de que no le gusta mirarme, cada vez que planeo mirarlo desnudo, llega a sucumbir nuestro amor en pasión y entonces cierra los ojos, como para no mirar lo que no quiere, no observar en lo que desea convertirse.
Su amor es momentáneo, mientras dura el ritual es por eso que yo creo que jamás le han lastimado, o ni se ha aventurado a amar.
Llegamos a mi casa, apaga el radio y el motor de su carro. Abre la puerta mientras yo recojo mis cosas.
- Gracias por traerme Santiago.
- De nada preciosa.
- Luego nos vemos, te vas con cuidado.
- Si, nos estamos hablando ¿No?
- Sí, nos hablamos.
- Bye.
- Bye.
Por ahí me encontré con el recuerdo de un amante: Santiago. Y me acordé tan bien de la rutina que hasta me dio miedo y mejor lo saco de mi sistema antes de que regresar a trabajar mañana:
Regresábamos a mi casa. Nunca hemos hablado mucho en el trayecto, y siento que a Santiago poco le interesa lo que pasa por mi mente en todo ese tiempo.
Hace frío y él pone la calefacción del carro, que será suyo en un futuro, pero que mientras tanto, no.
Seguimos escuchando esa música suya que tanto me aturde, ya son cuatro meses de escucharla casi todos los días. Es imposible que no me aturda,
Sigue eructando la comida de la tarde y yo sigo fingiendo que no escuché tal sonido. Que él se toque la entrepierna se ha convertido en un acto consentido y ya nada me sorprende.
Siempre hace referencia al tráfico, como si yo tuviera una varita mágica para evitarlo, pero no la tengo y de cierta manera me siento culpable de no tenerla.
De pronto, saca de su chamarra verde militar una cajetilla de cigarros, me ofrece uno que acepto. Ambos comenzamos a inhalar toxinas pero él no lo disfruta tanto como yo, él sólo fuma por fumar, por tener algo que hacer mientras me lleva a casa, un día más.
Llegamos a un semáforo, gira su mirada y me observa, yo me percato pero no me inmuto, no le doy a entender que sé que lo hace. Y nada pasa. Pienso en lo que acaba de pasar: Su casa sola, su cama que rechina, su piano al lado de nosotros, las sábanas que ya raspan, las ventanas sucias, la televisión que se ha convertido en el medidor de tiempo más eficaz.
Su petición de tener sexo se parece a la de un niño que desea, en su fiesta de cumpleaños, un trozo de su propio pastel. Recuerdo al mismo tiempo, como me quita la topa, para él es sólo un trámite, nada más. Nunca me contempla, sólo se apresura por quedarse dentro de mi.
Su corazón poco se agita y sólo puedo percibir por su parte su boca abierta a la agitación que le permite su cuerpo. El no grita, ni se mueve a mi lado, sólo se preocupa por primero dar y luego recibir y luego nada.
Terminamos y se apresura a cubrir su sexo. Y se apresura porque nos vayamos. A veces hasta me ha dado la sensación de que no le gusta mirarme, cada vez que planeo mirarlo desnudo, llega a sucumbir nuestro amor en pasión y entonces cierra los ojos, como para no mirar lo que no quiere, no observar en lo que desea convertirse.
Su amor es momentáneo, mientras dura el ritual es por eso que yo creo que jamás le han lastimado, o ni se ha aventurado a amar.
Llegamos a mi casa, apaga el radio y el motor de su carro. Abre la puerta mientras yo recojo mis cosas.
- Gracias por traerme Santiago.
- De nada preciosa.
- Luego nos vemos, te vas con cuidado.
- Si, nos estamos hablando ¿No?
- Sí, nos hablamos.
- Bye.
- Bye.
"Que la influenza no acabe contigo."
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Ese ha sido el mejor piropo que me has hecho y sonó como un eco en una caja vacía: Re-(re-re-re) bonito (ito-ito-ito) y ya me emocioné tanto que pienso mañana recibirte en mi casa con un café del starbucks, ese que te debo desde que me fui de tu casa. Sabía que podía correr pero no escaparme...
Aunque no quiero enamorarme, no le puedes llamar enamoramiento a eso ¿verdad? Porque sería muy barato y por lo que me di cuenta, tus gustos son caros, mira que yo te guste, es un síntoma de buen gusto.
El mejor piropo antes de colgar.
Me encanta ese desenfado tuyo, me harás caer, pero de ahí a que me quede contigo, estás todavía muy lejos.
(Para que al rato no me digas que no te lo advertí)
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Ese ha sido el mejor piropo que me has hecho y sonó como un eco en una caja vacía: Re-(re-re-re) bonito (ito-ito-ito) y ya me emocioné tanto que pienso mañana recibirte en mi casa con un café del starbucks, ese que te debo desde que me fui de tu casa. Sabía que podía correr pero no escaparme...
Aunque no quiero enamorarme, no le puedes llamar enamoramiento a eso ¿verdad? Porque sería muy barato y por lo que me di cuenta, tus gustos son caros, mira que yo te guste, es un síntoma de buen gusto.
El mejor piropo antes de colgar.
Me encanta ese desenfado tuyo, me harás caer, pero de ahí a que me quede contigo, estás todavía muy lejos.
(Para que al rato no me digas que no te lo advertí)
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