No hablaré de más porque la gente que intenta explicar demasiado, desespera.
No se necesita una etiqueta para desear un feliz día.
Así que ¡Feliz martes!
Siempre he creido que yo fui Marylin Monroe y que ahora me llamo Dolores por caprichos del triste destino.
Carta a un hombre
A mí no tienes porqué mentirme. Me da risa que lo intentes.
A mí no tienes que rendir explicaciones, sobre todo porque yo no te las he pedido.
Y aunque me gustaría que todo fuera diferente, siento que cada día lo hacemos peor. Cada día nos alejamos un poco más y cada día me odias un poco más.
Me odias porque cuando ves a tu novia te da coraje que no sea yo a quien miras a los ojos. Lo sé, aunque nadie me lo diga. Me detestas cuando tu novia te pide que no me hables más. Y entonces pensaste que era bueno mentirle, luego no, luego tuviste miedo, de que ella te descubriera. Ya te habías arriesgado mucho.
Lo único que no entiendo es muy sencillo de entender ¿Porqué no quieres jugar conmigo?
Aquí no tienes que hacer las cosas bien, no necesitas seguir reglas. Aquí somos los dos y la gente la dejamos detrás de la puerta de la habitación de hotel. Pero tu te rehúsas, por ella, por lo que dirá tu jefe, por lo que dirán tus padres... Si se enteran.
Yo estaré aquí, hasta que me muera. Quizá algún día comprendas que en mi mundo, el amor no existe, sólo existe el deseo consumado.
Quizá tu ames a tu novia.
Yo amaría una noche de sexo contigo.
Tu amarías esa misma noche, pero presientes que te odiarias por amarla.
Ahí está tu problema. Y yo deseandote tanto y tu, amarrado por tus principios.
Entonces a partir de este momento, te dejo, en busca de alguien que se atreva.
A mí no tienes que rendir explicaciones, sobre todo porque yo no te las he pedido.
Y aunque me gustaría que todo fuera diferente, siento que cada día lo hacemos peor. Cada día nos alejamos un poco más y cada día me odias un poco más.
Me odias porque cuando ves a tu novia te da coraje que no sea yo a quien miras a los ojos. Lo sé, aunque nadie me lo diga. Me detestas cuando tu novia te pide que no me hables más. Y entonces pensaste que era bueno mentirle, luego no, luego tuviste miedo, de que ella te descubriera. Ya te habías arriesgado mucho.
Lo único que no entiendo es muy sencillo de entender ¿Porqué no quieres jugar conmigo?
Aquí no tienes que hacer las cosas bien, no necesitas seguir reglas. Aquí somos los dos y la gente la dejamos detrás de la puerta de la habitación de hotel. Pero tu te rehúsas, por ella, por lo que dirá tu jefe, por lo que dirán tus padres... Si se enteran.
Yo estaré aquí, hasta que me muera. Quizá algún día comprendas que en mi mundo, el amor no existe, sólo existe el deseo consumado.
Quizá tu ames a tu novia.
Yo amaría una noche de sexo contigo.
Tu amarías esa misma noche, pero presientes que te odiarias por amarla.
Ahí está tu problema. Y yo deseandote tanto y tu, amarrado por tus principios.
Entonces a partir de este momento, te dejo, en busca de alguien que se atreva.
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