Dejar de creer

Hace mucho que dejé de creer en los hombres, no en plan ardido mi querido diario y lo sabes bien. Simplemente porque la etapa del enamoramiento, tanto a hombres como a mujeres, nos transforma en lo que "la otra persona quisiera que fueras" y ¿todo para que? Para terminar en un revolcón (en el mejor de los casos) pero que discretamente, terminas por darte cuenta que el espejismo se viene a bajo y en algunas ocasiones ya necesitas divorciarte.
Entonces si ambos mentimos, en ciertas cosas y cedemos en otras, ¿Para que creer?
Siempre supuse que me encontraría por ahí a algún hombre que estuviera dispuesto a imperar desde su punto de vista hasta sus gustos gastronómicos, pero lo cierto es que "por quedar bien" una a veces se confunde y ya no logra dilucidar si es que está siendo cortes, te está dando el avión o simplemente piensa en otra vieja encuerada mientras tu hablas. O puede ser que se esté muriendo de ganas por contestarte que tienes la boca atascada de errores.
Como ya sabrás querido diario, hasta hace algunos días vivía atrapada en ese juego de seducción que todos alguna vez hemos disfrutado a lo largo de nuestras vidas. El hombre vivaz en cuestión es simplemente encantador pero falsamente esperanzador.
A veces quiere hacer imperar una decisión pero es débil ante una falda corta y medias de red (aunado a un lápiz labial rojo) y eso me decepcionó bastante.
En fin, terminamos siendo cordiales después de un atasque que tuvimos de hormonas, a ambos se nos subió a la cabeza la embriaguez de la pasión y terminamos por darnos unos besos del tamaño del mundo una noche cualquiera. Pero hasta ahí.
Y entonces ni pasión ni sexo ni coqueteos siguieron su curso.
Como que se acabó esa tensión sexual ¿sabes querido diario? Y ante su doblez de masculinidad y mi poco interés, la posible relación terminó siendo sólo un recuerdo de unos buenos besos. Porque eso sí, besa riquísimo el señor. Pero ninguno de los dos nos atrevimos a más.
Llámanos cobardes, flojos, sin chiste, desanimados, fastidiosos o como quiera que sea, querido diario, pero la verdad me parece que los dos, dejamos de creer el uno en el otro.

Fin.

2 comentarios:

Yo merengues dijo...

Ay, esta bien, dejar todo por la paz.

Hay veces que no crees pero aun existe algo que te impulsa a seguir aunque sabes que el madrazo sera inminente.....

Si no hay pasion....mejor lo que sigue no?

Lolita dijo...

La paz no se hizo para mi, querida Yessy. Pero hay ciertas cosas que una debe de dar por perdidas.