Él llegó por recomendación al despacho de donde supuestamente soy socia.
La verdad es que coloqué su CV junto con mil pendientes y por eso lo entrevistó otro socio. Yo no estaba.
Entonces él se quedó con uno de los puestos de asociado que había en el despacho. Necesitabamos a alguien inteligente y recién egresado que ya no fuera pasante pero que tuviera suficiente experiencia. Recién egresado, él tiene 25 años, dos de haber salido de su Universidad, enfundado en una traje gris oxford, camisa blanca y corbata delgada negra. Él llegó con sus ojos negros y sus pestañas que, de ser mujer no necesitaría enchinárselas, llegó con su cutis perfecto y algunas pecas en sus mejillas y en su cuello, según pude corroborar después. Llegó a mi lugar para decirme:
- Estoy a sus órdenes, licenciada.
Alcé mi rostro para ver quien osaba interrumpir mi lectura del DOF. Era él y me sonrió. Llegó mi socio y te presentó conmigo. Una verdadera fortuna que yo precisamente fuese a ser tu nueva jefa.
Empezaste a trabajar de una manera sumamente eficiente, era cierto lo de tu inteligencia y perspicacia... También era cierto lo de tu juventud dicharachera y tu sonrisa chueca. También eran ciertos tus pectorales y tu loción, que nunca faltaba. Tus manos que por primera vez tocaron las mías cuando me dejaste una demanda en mi oficina.
Ni sé como empezó. Seguro asumiste que yo te estaba coqueteando y yo asumí lo mismo pero con tantos años menos creí que era imposible... Hasta que sucedió y me besaste.
Desde entonces hemos jugado perfecto, sospechan pero no tienen pruebas. Corremos riesgos y un día me arrebataste un beso en el saludo inocente.
El inicio de una aventura en el lugar de trabajo, siempre hace que los lunes se conviertan en los mejores días de la semana....
...Hasta que dure.