Sorpresas del 2012

"Uno que vive con el alma herida no tiene derecho a quejarse de su miseria."


Es muy cierto, pero me parece que nadie que haya vivido sin un corazón roto, por el tiempo que sea, no tiene la menor credibilidad al momento de contar historias o pasajes de amor.

La maravilla de vivir, como diría mi abuela, es simplemente esa, la de existir.


Bien querido diario, el motivo de mi ausencia es que me fui de vacaciones a Nuevo Laredo y luego tuve que ir a Ottawa por razones un poco más complicadas que las transacciones comerciales. Un canadiense al que conocí hace unos cuatro años en una playa nudista de Oaxaca me invitó a conocer la nieve.

Yo ya ni me acordaba de él hasta que platicando por Skype me enseñó la única foto que tengo topples con un extranjero. Bien pues fui y pasé un mes maravilloso digno de que algún director de películas románticas hiciera un cortometraje bien estructurado y ganar algún ariel.

Pero el amor nunca es así de sencillo. Es más complicado que tomar tu maleta e ir cambiando de aeropuerto en aeropuerto consiguiendo ropa térmica. Es más que tomar tequila en una cabaña desconocida junto a un desconocido que resultó ser un amante más ardiente que cualquier mexicano que conociera. ¿Porqué? Porque bajo ese dicho machista de aquí: Los caballeros no tienen memoria" te olvidan en un instante, y mi canadiense jamás se olvidó de mi. Regla de oro.

Y aquí me tienen, ahorita mismo contestándole un mail que termina con: I miss you so bad.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"¿Cómo se olvida lo que nunca ha sido?"

Lolita dijo...

Increíble canción anónimo. Increíble.