Me gustaba una canción que ponía en su departamentito de Third eye blind que se llama "Never let you go". Me la cantaba en boxers antes de meterse a bañar y yo lo veía hacer el ridículo desde la cama mientras encendía el primer cigarrillo del día.
Bailaba y me decía al oído que me amaba y yo le aventaba el humo en la cara.
La canción seguía y me preguntaba:
- ¿Qué quieres desayunar guapísima?
- Café.
Y se iba a la cocina a prepararlo.
Yo me quedaba en cama, desnuda. Pensando sobre todo en que seguramente no duraría mucho tiempo. Esto de ser tan consentida no me gusta mucho. Quería meterse con mi dieta y me decía que comiera más que estaba muy flaca. ¿Quién carajos se creía? Pendejo.
Pero ya no tendré que hacer más corajes.
Ayer fue el momento ideal para saber que tengo que huir de ahí y lo haré en el concierto de Metallica.
El problema es que aún no sé como.
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