Un hijo

Tengo que confesarte, querido diario, que no puedo llegar a entender cómo es que la gente suele ser tan estúpida. Quizá es que la estúpida soy yo y no me he dado cuenta.
Todo puede pasar, pero es que cuando me han dicho la verdadera razón -sin especulaciones- del porqué el niño abogado se casa, no tuve más remedio que echarme a reír.
Reír ante la estupidez, querido diario.
Reírme porque no sé hacer otra cosa que no sea reírme de las estupideces de los demás.
La verdadera razón porque el niño abogado se casa dentro de dos días es muy sencilla. Tan lo es que no puedo contener mi rabia justo ahora. ¿Porqué no lo determiné antes?
Un hijo.
La mujer que será su esposa dentro de unas horas, además de ser la única heredera de la fortuna de su padre, desarrolla un ser que lleva los genes del niño abogado.
Ya no será niño, ahora será padre abogado y pasará a ser uno de tantos y tantos abogados subyugados a la mujer. A una mujer que dentro de poco parirá con dolor y se lo recordará toda su vida y por ello le deberá su alma.
Su vida y su alma.

Un hijo.
Sólo hay dos razones para tener un hijo, querido diario. Porque quieres o porque quieres.
Y si no, porque eres un verdadero estúpido...

Y entonces, ya me quedó claro.

Iré a la boda.
Soy una especie así como de amante de las obras de teatro.

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