La cruda verdad

Pocas son las veces en que me he resignado a hablar de mi.
Así es querido diario, leíste bien: Resignado.

La verdad es que el síndrome del argentino no me sienta muy bien, odio hablar de mi porque la poca gente que me queda como amistad sólo sabe hacer bien una cosa: Hablar. Y yo sólo sé hacer una cosa bien: Oír. Porque no escucho, la verdad es que el 90% de las cosas que me dicen, me importa un comino. Creo que es por eso que no tengo muchos amigos...

- ¿Te acuerdas del tipo que te conté ayer?
- No.
- Sí, del hombre aquél que me coqueteaba con...
- No, lo siento.
- Pero si te conté ayer.
- Sorry.

Y ahí van otra vez.

La humanidad se siente más sola que nunca pero tampoco crean que una va a estar siempre ahí para escuchar cualquier clase de mezquindades. No, al menos yo no.

Pero alguien me preguntó en plan muy en serio si yo había amado alguna vez. La verdad me agarró en curva y no supe que decir.
Luego lo pensé bien y creo que...

No, tampoco sé bien si sí o si no. No tengo argumentos para demostrar ni uno ni otro y como yo, la verdad no creo que en el amor, me atrevo a decir que he amado, tal vez como la mayor parte de ustedes: A ratos.

Ratos que duran años, meses o a veces días. Pero nada más.
Quien haya amado toda la vida...


...



... Es porque es personaje de Gabriel García Márquez...



....


Y ni así te impide la trama echarte un polvo de vez en vez.

No hay comentarios: