El juego

Mi corazón se humedeció con el candor de su lenguaje obsceno por teléfono, del cual no tuve más remedio que colgar. Al otro día llegó a la puerta de mi oficina con el anuncio: Licenciada, la buscan.

Me buscabas como si el mar buscara a la luna en una marea hipocondriaca.

Como me reí por dentro. Fue sexo por teléfono y ahora estábamos frente a frente burlándonos de nuestro comportamiento adolescente.

Y quise reír. Reírme de mí por fuera. Por querer a diario que me quieran y conseguir que cada mosca se acerque a esta miel pensando que formará una historia para siempre. Pero yo tengo fecha de caducidad, que pena.

Tiene buena voz, pensaba, mientras lo veía encima de la computadora, mientras me rosaba la pierna con sus zapatos caros. Quizá en otra ocasión, concluí. La verdad es que ni está tan guapo. Hoy tengo una cita con películas en mi casa, mientras escucho la lluvia caer. Hoy no lo necesito. Quizá mañana sí.

¿A que juegas?, pregunté.
Al juego que quieras inventar. No me digas las reglas, yo me las arreglaré.

Tiene un punto más, bueno cinco.

¿Y el niño abogado?
Ahogado en una canción.

¿Y él?
Lejos, casado con otra, jugando a la casita.

Yo juego a... Esperen, todavía no le pongo nombre. ¿Sugerencias?

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Games people play...

"(...)
Ain't gonna spend the rest of my life, Quietly fading away
(...) You take it or leave it
(...)
If I promise you the Moon and the Stars, Would you believe it
(...)"





P.S. Es que el efedebe-S.XXI anda de vacaciones

Vain¡lla dijo...

Tú juega a que te quieran. Por teléfono, entre las sábanas, con encuentros casuales o a escondidas.
El chiste es que te quieran.

Marlenne Magallanes dijo...

mmmm no, no suelo ser de las personas que creen que una simple coincidencia tendrá la finalidad de cambiar al destino.

Y mira que hablo de "coincidencia" como un acto circunstancial del tiempo y espacio.

Tu me entiendes...